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72 Apuntes cias de los jueces ordinarios, que disponen de fuerza para hacer cumplir sus decisiones. Hoy por hoy, para arreglar sus litigios en buena forma, los pueblos tienen que recurrir a los convenios o tratados, sea para nombrar árbitros o sea para resolver definitivamente la cuestión. Para esto último, el más juicioso ha de disponerse a ceder.
La historia de los laudos internacionales es conocida de todos. Con dolor hemos aprendido los tarricenses la nuestra.
COSTiene razón Papini cuando afirma que los niños gobiernan el mundo. Estamos en plena paidocracia.
Los que no sean niños han de armarse de paciencia.
No hay que ponerse a contestar discursos de chiquillos. Que hablen de libre cambio o de cambio libre dentro de un régimen sin libertad. Que truenen contra un liberalismo económico que no han probado ellos ni sus padres, puesto que la infección socialista que está llegando a su extremo natural, comenzó hace unos cincuenta y cinco años. Que sigan los niños creyéndose preludio de lo que se les antoje! No les quitemos el gusto recordándoles que nada se parece tanto a una aurora como un crepúsculo.
Si usted conoce su enfermedad, tiene ganado lo más importante en contra de ella. Si usted conoce sus defectos morales, esté seguro de que su imperfección está a punto de ser vencida. No es que ese conocimiento baste para que la enfermedad o la imperfección desaparezcan; es que éstas se vuelven menos perjudiciales.
Si usted conoce su ignorancia acerca de un asunto