A puntes 61 en su gama de púrpuras el cielo y la montaña, baja al ocaso envuelto con manto de esplendores, cantado por las aves, llorado por las flores, tú dices una cifra. una cifra, y no sabes que han llorado las flores y han cantado las aves.
Misero tiempo el tuyo.
ESTACIÓN. Extraño tiempo el vuestro!
CASA: Hubo en mi «tiempo» un dia, un minuto siniestro, en que a la par lloraron el hato y el aprisco, el arroyo y el huerto, la hondonada y el risco, porque al vibrar de pronto tus hórridos pitazos quedó, cual vaso frágil, partida en mil pedazos la paz, la paz inmensa de la familia mia!
ESTACIÓN: Ese cargo es injusto.
CASA: Causa de mi agonia, ése fue tu pecado, esa fue la cizaña que sembró el enemigo.
ESTACIÓN: No es cierto. Vuestra extraña inculpación rechazo. Quiero hablar, defenderme.
CASA: No grites, hábla paso: naturaleza duerme y es hora de silencios, no de duros reproches.
Buena noche.
ESTACIÓN (serenándose. Señora, buenas y santas noches!