56 Apuntes También y no me pesa Ilevo yo de cemento la cara, los tacones.
CASA: Escúchame un momento: tu origen es distinto, y tus muchos pecados por tu amor a estos riscos te serán perdonados. Ya mi dueño y hermano, seguido de su perro, vuelve en la yegua sarda por la falda del cerro.
ESTACIÓN. Vuestro hermano, habéis dicho? No os entiendo. Ese nombre les negáis a otras casas y se lo dais a un hombre?
CASA: Se lo doy a mi dueño, cuya existencia se halla enlazada a la mia por apretada malla.
ESTACIÓN: Me parece, señora, que perdéis la cabeza.
CASA: Nos adornan virtudes de igual naturaleza, y en la fe, la esperanza y el amor nos unimos esta tierra bendita donde al mundo vinimos.
ESTACIÓN: yo ¿quién soy. Qué raro parentesco nos liga. Puedo llamaros madre, dueña, hermana o amiga. como extrañas hemos de vivir siempre juntas?
CASA: Si me amaras de veras holgaran tus preguntas.
Cual las humildes chozas de esta aislada campiña respetame por vieja y llámame la Niña.