A puntes 51 que nació en unas pajas, entre el buey y el pollino, que moró en las aldeas, ayuno en el desierto, predicó en la montaña, sudó sangre en el huerto, y murió en un madero, coronado de espinas, divinizó con ello las cosas campesinas.
Jesús amaba el campo y el campo entró en sus bellas, profundas y sencillas parábolas: en ellas el Buen Pastor, rasgada la blanca vestidura, pero la faz radiusa, vuelve una noche oscura al redil, que lo acoge con amorosa queja, conduciendo en sus hombros la descarriada oveja.
El Viñador, en ellas, alimenta y protege al gorrión que no siembra, y al lirio que no teje le da un rico vestido, y pinta y engalana hasta a la humilde yerba que hoy es y que mañana se arroja al fuego. En ellas, con noble movimiento, el Sembrador arroja la semilla, que el viento ora lleva a lo largo del polvoso camino, ya a la desnuda roca, ya al punzador espino, y a veces al buen surco de tierra blanda y rica, donde arraiga, revienta, y hecha árbol, multiplica la gloria de sus flores y el oro de sus frutos.
Pero hay malas semillas. Oyeme dos minutos y pesa mis palabras. las turbas, un dia, refiere San Mateo que el Señor, les decía. El reino de los cielos a un hombre es semejante que el grano da a la tierra con fe perseverante, mas, cuando todos duermen, en el campo de trigo esparce la cizaña su mortal enemigo, y hecho el daño se aleja. Comprendes?
ESTACIÓN: No comprendo.