Apuntes talarse en una casa de campo, muy aislada de toda población, cuando recibió un telegrama por el que se le llamaba a París, para negocios. No me hace gracia dejarte aqui, le dijo a Matilde. La cocinera es muy vieja y la otra criada es muy miedosa. Por otro lado, tampoco vale la pena volver a París por tres días. Pero si yo no temo nada. Tú; yo sí temo. Mi imaginación no es tan optimista. Hay tantas cosas que pueden suceder.
Miró ella al techo y al momento exclamo. Me ha venido una gran idea. Puedes irte tranquilo. Haré como hacía Lisbeth.
Andrés se estremeció. Ah, no te imaginas! Escúcha y apláude. Hace años conocí una linda muchacha muy miedosa que se llamaba Lisbeth Meriel. Vivía sola, porque su madre había muerto y su hermano Jorge casi siempre estaba ausente. Sabes qué se le ocurrió? Mantener sobre el sofá de la antesala un sobretodo, un sombrero, un bastón y unos guantes de Jorge, todo como si alguien acabara de ponerlos. Así, decía Lisbeth, si alguien viene con malas intenciones, me creerá protegida. Pero. qué te pasa, Andrés? Te has puesto extraño. Nada. Me he quedado pensando en lo que habria sucedido si alguien hubiera llegado con buenas intenciones. Trad. e.