A puntes 35 limpieza de alma. En un reciente artículo intitulado La Jusíicia Inglesa, escrito para reforzar la declaración que acaba de hacer el jefe del ministerio francés FLANDIN respecto a la necesidad inaplazable de garantizar a los ciudadanos una mejor justicia reformando los procedimientos y los hábitos de los magistrados, recuerda Stéphane Lauzanne esas COStumbres inglesas.
La primera palabra que un acusado oye decir al magistrado instructor, al comparecer ante el jurado, es la siguiente. Tiene Ud. algo que declarar en respuesta a la inculpación? Ud. no está obligado a hablar. Si desea hablar, medite mucho sus palabras.
Si el acusado no habla, incumbe a la Corona hacer toda la prueba, mediante sus testigos y sus documentos. Si el acusado habla, se traba el duelo de la examination y cross examination, pero sin apartarse de las siguientes tres reglas absolutas, que aseguran el juicio, librándolo de los incidentes de audiencia, de los perjudiciales derroches oratorios y de los extravíos pasionales. a regla. La acusación no puede servirse del pasado del acusado, para abrumarlo. Un testigo no puede rendir declaración sino acerca de lo que él ha visto y oído personalmente.
Nunca puede salir con el relato de lo que un tercero le haya referido: el juez le tapa la boca. a Un testigo debe declarar exclusivamente sobre hechos, laconicamente, sin discursos. Debe limitarse a responder a las preguntas que le haga la Corona o la defensa; pero ninguna de estas puede hacer preguntas insidiosas. No puede, gr. decir. Ud.
estuvo en Londres el de febrero, verdad? Tiene que preguntar puramente. Dónde estuvo Ud. el de febrero?