Death Sentence

32 Apuntes de estructuras sociales y administrativas? Nó, y mil veces nó.
Tratad de buscar sus rastros benéficos y efectivos por donde os plazca, ya sea en la realidad inmediata de un presente o en la esperanza de un futuro mejor, encontraréis tan sólo una inmensa soledad, una desconsoladora y trágica soledad de fracasos. Los economistas podrán poner en torno a ellas, una aureola tolerante de teóricas justificaciones; mas traedlas dentro de la esfera sancionadora de la realidad de la vida y os convenceréis de su probada impotencia. Todas padecen de una terrible anemia perniciosa de actualismo y de circunstancialidad que las condena a una muerte segura y cercana desde el dia mismo de su nacimiento.
Ha sido justamente esta prolongada legislación provisional, o mejor diríamos circunstancial por su falta de relaciones coordinadoras entre una ley y otra hacia un plan consciente de economia nacional. la que ha creado ese ambiente de inseguridad, de recelo y de desconfianza que se nos ha hecho ya intolerable.
Quisiéramos nosotros que nuestros economistas apartaran sus ojos del problema «concreto» y local; el que apareció hoy y el que aparecerá mañana, para que pudieran ver más y, sobre todo, más lejos. Así llegarían a comprender, que el problema de hoy, es consecuencia directa de otro anterior, que fue mal o insuficientemente resuelto antes; y que el problema del día, por bien que se corrija, lleva en si el germen de otros que fatalmente han de aparecer mañana. Esas malditas leyes de emergencia lo único que han hecho es destruir o forzar por sendas extrañas a su innata potencialidad, nuestra lógica cronologia económica. Muy bien todo dirá mi lector. excepto lo de la aureola de teóricas justificaciones! Esto es una contradicción o un lapsus cálami: no hay justificaciones teóricas posibles para una ley de circunstancias. Así es, señor, y le hago saber aparte que la contradicción verdadera está en un fragmento no reproducido aqui: en el último párrafo del artículo, que termina con estas palabras. Pero. en dónde está nuestro Roosevelt en pequeño y nuestro brain trust en miniatura. dichas con el anhelo de quien admira a Roosevelt y a su coro de livianos universitarios.