422 puntes cada uno de sus miembros lo fueran; que la sociedad no es soberana sino a condición de que todos y cada uno de los hombres sumen y organicen sus propias soberanías; que la sociedad nada posee sino en cuanto que todos y cada uno de los hombres sean propie.
tarios de algo. El abstracto sociedad no tiene sér objetivo fuera de los hombres, de suerte que cuando se despoja al individuo de su soberanía o de su consciencia libre o de su propiedad, para conferirsela a la sociedad, o a su representante, que es el Estado, lo que realmente se pretende y consigue es privilegiar a una casta social vencedora: sacerdocio, aristocracia, burguesía u obrerismo industrial (que esto ha venido a ser el proletariado) con los despojos arrebatados a la comunidad de los hombres.
La libertad religiosa no se consiguió ni cruzándose de brazos el Estado ante las imposiciones sacerdotales, ni admitiendo oficialmente un dogma para la sociedad entera, sino protegiendo la autonomía de cada consciencia personal frente a la verdad trascendente, para que voluntariamente se asociaran los espíritus encendidos de una misma fe en iglesias independientes. Así también la libertad económica no se logrará, en opinión de los individualistas, ni ausentándose el Estado de su deber, como pretenden los abstencionistas, ni socializando en realidad estatizando la tierra y la riqueza; antes bien, es misión del Estado velar por que cada hombre sea libre de poseer y disfrutar lo que, con su esfuerzo individual o asociado, evocó del orbe hueco del no ser, al cosmos radiante de la existencia.
FERNANDO VALERA.