420 puntes ras he oído muchas veces, de labios de personas de alto valer, la siguiente acusación. Lo que yo no les perdono a don Cleto González y a don Ricardo Jiménez es que se hayan convertido en profesionales de la política. por qué. No es la política una actividad necesarísima, ardua y gloriosa. Querría Ud.
que esa actividad se dejara para los macheteros o los pícaros?
Los más envanecidos de los hombres son quizá los empresarios agrícolas. No conocen bien su papel y se dan con arrogancia el título de únicos productores de la riqueza nacional. En sus jactanciosos discursos no se acuerdan ni de sus primos hermanos los mineros. Menos aún piensan en los padres de la agricultura propiamente dicha: los mecánicos, los físicos, los meteorologistas, los químicos, los naturalistas. Recordémosles, pues, que toda la naturaleza produce, inclusive estos pedacitos de naturaleza ambulantes que somos los hombres; pero que, así como todos los terrenos no producen igualmente, los hombres producen con gran diversidad. Los grandes productores son los trabajadores talentosos, artistas, literatos o científicos; en sus gabinetes, en sus laboratorios, en sus talleres, en sus casas de intercambio, en los mares, en las minas, en todos los campos. Nada más lamentable que ver cómo la literatura presente de segunda clase ha oscurecido las más bellas obras clásicas, y esta suplantación que priva en lo intelectual ocurre también en lo social. Los hábitos y maneras de hoy son no sólo sorprendentes sino desconcertantes. No podemos explicarnos por qué los jóvenes no quieren darse cuenta de la dife