A puntes 415 Del Diario de Costa Rica de 23 de octubre de 1934 Desde el sábado estoy pensando en Ud. con motivo del último reportaje de don Ricardo Jiménez, el de la defensa polaca, como dice la gente. Hallo cada vez más atinado un juicio que hizo Ud. de don Ricardo hace ya algunos años. Decía Ud. entonces que el señor Presidente era por encima de todo un periodista de primera, que escribía con galanura, con interés y con oportunidad. agregaba que al periodista le era lícito hacer las del murciélago de la fábula que exclamaba. yo soy pájaro» o «yo soy ratón. según las exigencias del momento. El periodista ha de saber hacerse leer y para esto tiene a menudo que cambiar de opinión. Hoy cita una parábola de Jesús y mañana aplaudę a los que lo sacrificaron; hoy entona el himno de la patria, como un romano, y mañana se muestra antinacionalista. Esto lo dijo Ud. hace tiempo y acabo de repasarlo para refrescárselo obligarlo a responderme a las preguntas que quiero hacerle relativamente al resonante reportaje. Veo que Ud. viene filoso. Me atrevo a suponer que se espera un ataque mío contra don Ricardo y le aseguro que no lo va a lograr. Todos los hombres mayores de sesenta años. don Ricardo Jiménez, don Alberto Brenes Córdoba, don José Astúa, don Cleto González, don Ricardo, Fernández, don Andrés Venegas, don Miguel Obregón, todos podríamos sentarnos al rededor de una misma mesa, con simpatia, con cariño, con un sentimiento de inexplicable, digo, de muy explicable camaradería. No nos hemos dado el beso; pero hemos hecho las paces.