A puntes 371 rencias fracasaron porque millones de ciudadanos inteligentes carecieron del valor o de la decisión suficiente para oponerse a la ambición y a la envidia de unos grandes líderes, o a la palabrería del «honor y el prestigio nacional. Mientras las gentes de todo el mundo tiemblan al solo pensamiento de los ataques con gases a las ciudades capitales, originados por el vuelo inesperado de los aeroplanos del vecino, cincuenta hombres maduros y conscientes se han entretenido en discutir en Ginebra las diferencias entre los elementos de ataque y de defensa.
Ni uno se ha levantado para decir. Señores, seamos francos en nuestras apreciaciones; una arma es defensiva, en manos de un gobierno que apoye un compromiso en contra de toda clase de conflictos, y que rechace la guerra como medio para liquidar esas diferencias. La misma arma es ofensiva, en manos de un gobierno que predique la guerra como un método de rejuvenecimiento nacional, que encarcele a los pacifistas y queme sus libros, que enseñe la superioridad de la raza propia sobre todas las demás. Todas las armas pueden ser destruidas, menos la arrogancia, que es la más terrible de todas. Crónica médica bordelesa Cuando se ve perfectamente bien al máximum, por decir asi que la medicina es un arte y no verdaderamente una ciencia, es cuando las doctrinas se enfrentan y los teóricos discuten! En esos momentos hay que confesarlo es una dicha que nuestras sociedades sabias, hasta la Academia inclusive, no tengan en su seno a ningún profano y que nuestros