362 Apuntes Rectificando un error El brote de espíritu de localismo que acaba de producirse en el campo estudiantil, me ha causado dolorosa inquietud. Me parecía casi imposible que ese espíritu, nacido a raíz de la independencia y que culminó con la sangrienta guerra intestina de 1835, pudiera renacer de sus cenizas. juzgar por la patriótica censura que le ha merecido ese brote de un sentimiento tan mezquino como peligroso, el Señor Presidente de la República ha experimentado la misma inquietud que yo y todos los que algo sabemos de nuestro pasado. Pero no vengo a hacer hincapié sobre lo dicho con tanto acierto por el Presidente Jiménez. Seguro estoy de que los jóvenes escolares han aprovechado la lección y estarán ya arrepentidos de haberse dejado arrastrar por un sentimiento que no cuadra con la generosidad que caracteriza a la juventud.
El objeto de estas líneas es rectificar un contenido en el libro que publiqué hace seis años sobre la Independencia, error que por culpa mia ha repetido el señor Presidente. Me refiero al apodo de «Güechos. aplicado a los josefinos en aquella época, como lo digo en las páginas 156 y 239 de la obra citada. Ahora bien, esto no es exacto. Se les llamaba «cebolleros» y este apodo persistía en 1835, según consta en varios documentos y aun en mi libro (p. 311. El mote de «güechos» empezó a usarse más tarde, sin que me sea posible precisar la fecha, error Fernández Guardia La Tribuna, 18 de setiembre.