A puntes 323 en Tiene interés por ello el libro que acaba de publicar Roberto de Saint Jean con el título La verdadera revolución de Roosevelt. Por una verdadera paradoja, Roosevelt, que en su edad madura, por efecto de una cruel desgracia, adquirió una enfermedad que le obliga a estar casi siempre sentado, se presenta hoy a sus compatriotas como el símbolo del movimiento; por eso Roberto de Saint Jean dice que el «rooseveltismo» no es una doctrina ni puede confundirse con la expresión literal del programa demócrata, sino que representa pura y simplemente una manifestación de energía, y de energía cinética. Según parece, el antes famoso Owen Young decía una ocasión que el presidente norteamericano está constantemente en un balancin. Sus maniobras económicas y financieras representan un zig zag que responde a un método personalísimo, hijo de su temperamento. Y, en efecto, cuando se va siguiendo la trayectoria de Roosevelt se observa que toda la experiencia de Roosevelt responde a impresiones del día, oscilantes como la realidad, sin sujeción a plan determinado, sin orientación que siga una trayectoria visible. Son a modo de empellones que se dan a uno y otro lado para ver si entre los factores de crisis puede abrirse paso la primera magistratura norteamericana dando codazos a diestro y siniestro.
Unas veces los agricultores son los que se levantan contra los planes del presidente; otras encuentran en sus exportaciones una ventaja por la desvaloración del dólar; dentro de los mismos agricultores hay veces en que los que se sienten satisfechos son los plantadores de algodón; otras, los de trigo. los banqueros les niega su confianza en unas ocasiones, les atrae en otras. Lo cierto es que ya se habla menos de reconstrucción, de reforma, de reor