310 Apuntes padres tuberculosos nazcan indemnes y afirma que no basta combatir al microbio patógeno para vencer la enfermedad como se han vencido el cólera, la difteria, la fiebre amarilla y muchas otras enfermedades contagiosas. El demuestra que, sean cuales fueren las precauciones tomadas, los hijos de padres infectados, tanibién enferman, después de un período de incubación, necesario para la transformación en bacilos patógenos del virus filtrante y otros elementos desintegrados del bacilo de Koch que entraron al niño al través de la placenta. Asimismo comprueba que en las familias cuyos ascendientes estuvieron indemnes de toda tacha tuberculosa, la enfermedad no aparece en los hijos sean cuales fueren las condiciones en que se hallen, y cita entre los ejemplos a los tisiólogos, que, a menos que sean de familia tuberculosa, nunca son contaminados por los enfermos que visitan, y a los cónyuges de tuberculosos, que, siempre que procedan de ascendencia indemne, escapan invariablemente a la contaminación a pesar de la más completa promiscuidad con el otro cónyuge expectorador de bacilos. Yo no sé hasta qué punto habremos de dar crédito a las asombrosas manifestaciones del sabio francés, pero lo cierto es que el problema de la herencia tuberculosa se halla de nuevo en el tapete, sobre todo después de conocer mejor la morfologia del bacilo de Koch, cuya forma clásica no es sino un aspecto de su ciclo evolutivo, pues se presentan formas diversas entre las cuales están las filtrantes.
La herencia tuberculosa fue sostenida durante 23 centurias, desde Hipócrates hasta el descubrimiento del gran mundo microbiano por Pasteur, a fines del siglo pasado. El aforismo del médico griego. El tísico nace de otro tísico. fue sustituido por este otro: