292 puntes ¿A qué se debe la calvicie?
Extracto de Fortune. New York, Julio de 1933 El hombre a quien le sobreviene la calvicie, una de las inevitables manifestaciones de la madurez que va llegando, inventa contra ella ingeniosa defensa. la calvicie dignifica; la tienen los que asumen graves responsabilidades; es el signo exterior de una imaginación intensamente activa. Y, a la vez, el mismo caballero (más o menos subrepticiamente)
compra el tónico que encuentra más cerca, o se pone en manos de cualquier masajista, hasta que comprende lo inútil de su empeño. Entonces acude al fabricante de pelucas, se compra un bisoñé, o, simplemente, se resigna a ser calvo. En todo ello no hay novedad alguna.
La calvicie ha sido siempre una fuente de riqueza para los herbolarios. Hace cien mil años, los egipcios ya trataban de curarse la calvicie. Ses, madre de Teta, rey del Bajo y del Alto Egipto, era calva; y el remedio que usaba consistía en una untura confeccionada con uñas de perro, el casco de la pezuña de un burro y bagazos de dátil. Hipócrates, padre de la medicina, se esforzó en un principio por demostrar el proceso de la calvicie; pero nunca pudo dar con las causas que la originaban. Cuando Julio César entró triunfante a Roma, se cantaba entre el pueblo esta copla. Cuidad vuestras mujeres, ciuda.
danos: el adúltero calvo ya está entre los romanos. En ella se hacía alusión al Soberano; pero, en rigor, no podía considerarse irrespetuosa, porque César no era, ciertamente, el único calvo: el «quorum» que legislaba en el Capitolio se constituía de cabezas calvas.
Más tarde, cuando la calvicie fue considerada