A puntes 291 Cartas San José, de junio de 1934.
Señor don Gonzalo Echeverría Ruego a Ud. encarecidamente se sirva volver a leer con atención la nota que escribí en el No. 14 de Apuntes relativa al glorioso padre de Ud. Las palabras que han herido los sentimientos de su casa van entre comillas, precisamente porque no son mias. Yo las contesto. Son del Sr. Presidente de la «Asociación Ala. de Heredia. En el primer párrafo de una circular repartida en el mes de mayo, dice el Sr. Presidente citado. el poeta nacional, después de muchos años de des.
aparecido, no tiene en ningún lugar de la República algún monumento que lo recuerde, y lo que es más doloroso todavía, su tumba está olvidada y abandonada entre las cruces del cementerio general de San José.
Yo no conozco esa tumba ni me habría atrevido a creerla olvidada y abandonada y, aun creyéndolo, no lo habría escrito nunca.
Conste, además, que no soy amigo de los monumentos o mausoleos lujosos. Cuando voy al cementerio no me detengo sino ante las tumbas de estilo parco y sencillo.
Afectísimo, Elias Jiménez Rojas Sr. Director del Colegio Superior de Señoritas.
De manos de la Sra. Dorita de Brenes, recibí anoche un ejemplar del No. 18 de La Escuela Costarricense, que leeré con particular atención y cuya dedicatoria aprecio muy sinceramente. También me manifestó la misma querida y diligente mensajera el deseo de Ud. de ella y de otros colegas, de hacerme una recepción honorífica en ese importantisimo plantel de enseñanza. Agradezco con toda el alma el pensamiento de Uds. y con toda el alma les suplico excusar mi retraimiento.
Aun cuando yo mereciera el honor que se quiere hacerme, 110 lo aceptaria, por temperamento y por ide. Los honores públicos corrompen a los jóvenes y matan a los viejos.
Muy atto. amigo y servidor, Elias Jiménez Rojas 26 de junio de 1934.