262 puntes Nosotros distinguimos entre la intuición certera y fecunda y la simple adivinanza casual, y creemos que la primera es siempre el fruto de una deducción subconsciente; en otros términos, para nosotros la verdadera intuición es el resultado de un trabajo cerebral de que no nos hemos dado cuenta.
una caMme. Sévigné comparaba la vida con nasta de cerezas y decía. Primero se come úno las más hermosas, después las menos hermosas, en seguida las medianas y, por último, las que quedan. Aun cuando así fuera, comanse con buen humor las que queden. Pero las cosas no son como decía Mme.
Sévigné. La canasta de la vida no tiene sus cerezas en capas, por orden de calidades: las tiene revueltas.
Hay de todo para cada edad. Los miedos de la niñez, las desazones y las indefinidas inquietudes de la juventud; las congojas domésticas, las preocupaciones económicas y los desencantos políticos de la edad madura. son acaso dulces cerezas?
En el fondo de la canasta he encontrado yo, pasados los sesenta años, las más sabrosas cerezas.
La vejez normal es plácidamente fecunda y abarca más de un tercio de la vida.
Para lograr esta vejez, el secreto es la sobriedad.
Ya viejo, seguir los siguientes consejos triviales: No dolerse continuamente de no ser robusto.
No hablar de enfermedades.
No vivir solamente de recuerdos.
Emprender siempre como si se fuera eterno.
Saber pasar solo, en cuanto sea posible, según la máxima de Ibsen. El más libre es el que está solo. Solo y en sociedad; fórmula difícil.