A puntes 257 se elevasen, como el código industrial lo exige ahora, las empresas se verian obligadas a cerrar o emigrar hacia el norte. Es necesario insistir sobre las inevitables perturbaciones obreras, sobre los conflictos múltiples, sobre los sufrimientos y los paros que las actividades de este orden entrañan? Pues en todo el territorio de los Estados Unidos el National Recovery Act origina tales problemas.
Muy fácilmente se olvida que los Estados Unidos forman en realidad un imperio compuesto de cierto números de dominios orgullosos que no tienen gran cosa de común, fuera del lenguaje y de los lazos, bastantes flojos, del sentimiento. Los intereses económicos de esas regiones o dominios son tan diversos que es casi imposible concebir una política que tenga oportunidad de obtener el apoyo de todo el país. Puede decirse, sin paradoja, que es el respeto a todos esos particularismos reunidos, lo que ha mantenido hasta el presente la unidad de la República Federal. Y, desde luego, en el curso de estos últimos años, el sentimiento de la solidaridad nacional, lejos de ahondarse, se ha ido debilitando, y el principio mismo de unidad, discutido por todos lados, sufre cada día mayores ataques y controversias. Es el sur el que toma, poco a poco, consciencia de sus fuerzas, de su alma propia, de su personalidad distinta, como lo atestigua el manifiesto de los escritores suristas. El sur rehusa seguir los caminos por los cuales el mundo americano se ha distinguido. Opone la idea del sur a la americana.
No quiere abandonar su autonomía social, moral y política, en provecho del principio victorioso de la Unión. Se rebela contra el empuje del desenvolvimiento industrial en América, que, como está escrito en el manifiesto, hace prever, en fin de cuentas, un