248 puntes un trineo de perros, a Rigolet, a cien millas de distancia, a recoger la correspondencia. En Rigolet había una epidemia de influenza, y el superintendente, a medio camino, de regreso, estaba ya atacado por el mal. Dos días después, había otro caso de influenza en aquella desolada comunidad y, poco después, más de noventa casos.
Estos mismos investigadores se trasladaron después a un lugar aislado de las Islas Vírgenes, en el trópico, en donde confirmaron una vez más lo contagioso de la enfermedad.
Como el germen del resfriado se trasmite de persona a persona, una de las formas para impedir el contagio es mantenerse alejado de las personas infectadas; pero las condiciones modernas de tránsito imposibilitan tal medida. La humedad de los pies y las corrientes de aire han sido consideradas siempre como productoras o coadyuvantes de los catarros, y no se exagera en ello, pues desempeñan su papel en el origen y transmisión de los catarros. La humedad de los pies reduce temporalmente la resistencia individual, y durante ese tiempo puede contraerse el resfriado.
La ventilación es, incuestionablemente, un factor en el ataque del catarro. Algunas personas son más sensibles a las corrientes de aire que otras, y llegan a inmunizarse o semi inmunizarse contra ellas acostumbrándose a toda clase de aires. Cualquier persona que tiene una temperatura elevada, ocasionada por el ejercicio u otro motivo o motivos, y que se enfria repentinamente por medio de aire en movimiento, sea de corriente o no, sufre igualmente un descenso en su resistencia orgánica, y queda, por lo tanto, más propensa para contraer resfriados o bronquitis.
La ventilación adecuada de los salones de clase re