228 puntes Página del siglo XVIII Por el Sr. Marqués Rignetti de Mirabeau Londres 1771 El hombre no es infeliz sino porque desconoce la naturaleza. Su mente está de tal modo saturada de prejuicios, que se creería que ha sido condenado al error, para siempre: la venda con que se le cubre los ojos desde la infancia, está tan fuertemente pegada, que sólo con gran dificultad se le puede quitar.
Una sombra peligrosa se mezcla a todos sus conocimientos y los hace necesariamente inciertos, oscuros y falsos: quiso, para desgracia suya, ultrapasar los límites de su esfera, tentó lanzarse más allá del mundo visible, y continuamente crueles y desventuradas caidas lo han advertido inútilmente de la locura de su empresa: quiso ser metafísico antes que físico; despreció la realidad para meditar quimeras; olvidó la experiencia para entregarse a elucubraciones de sistemas y a conjeturas caprichosas; no osó cultivar su razón contra la cual se tuvo cuidado de prevenirlo desde temprano; pretendió encontrar su suerte en regiones imaginarias de otra vida, antes de pensar en ser feliz en esta. En una palabra desdeñó el estudio de la naturaleza para correr detrás de fantasmas, los cuales, semejantes a los fuegos fatuos que el viajero encuentra de noche, lo espantan, lo deprimen y le hacen abandonar la senda de la verdad, fuera de la cual no puede alcanzar la felicidad.