A puntes 169 talistas y patronos, presos también, con las mismas excepciones, en la frivolidad deportista.
Que el hombre, todo hombre, el alto y el bajo, trabaje. a su lado, que la mujer sea madre en toda su integridad; es decir que no se limite a dar sus hijos a luz, sino que los crie a su cuidado directocuidado del cuerpo y del alma. hasta que la adolescencia los separe de su lado. Para mí, la razón principal de la ineficacia social, y también de la profunda inmoralidad de las generaciones de la postguerra, estriba en que sus hombres crecieron fuera de la sombra materna en aquellos años en que las mujeres tuvieron que irse de sus casas para trabajar en las fábricas o en los despachos o para conducir tranvías o automóviles por esas calles de Dios. La ausencia de la generosidad maternal engendra el defecto más corrosivo del hombre, que es el escepticismo. esas generaciones terriblemente escépticas porque no crecieron junto a sus madres ocupadas, son las principales responsables del tono disolvente de la humanidad actual. Hé aqui una de las razones profundas de que hayan surgido las dictaduras cuyas causas, como las de todos los fenómenos sociales, son muy complejas. Los dictadores han tenido que infundir por decreto, y a veces lo han logrado, la emoción entusiasta del deber a esos pueblos de generosidad enfriada o ausente.
El pensamiento de Salomón, en el Eclesiastes, no es negativo, mejor dicho, no es tan negativo como parece. Según ese sabio, es vano en este mundo cuanto no sea en observancia rigurosa de los Mandamientos Supremos: es vano cuanto no sea el cumplimiento del deber, puesto que la plena realidad está más allá de la muerte.