A pun te 165 deber rebeldes. he añadido siempre. rebeldes, noe con rebeldía sistemática y ciega, sino contra lo que no sea justo, y ante todo, contra vuestra propia juventud, que está indefectiblemente ribeteada de arbitrariedad. Cada edad, como cada sexo, tiene su diferente deber. los hombres de ahora se olvidan de esos deberes específicos. puesto que hablamos de los jóvenes, añadiré que són ellos los más olvidadizos.
Ha sido achaque de los hombres no jóvenes de todos los tiempos el lamentarse de la insolencia y la bravateria de la juventud. Recuerdo siempre las invectivas de Goethe hacia las nuevas generaciones alemanas, allá en los años de su vejez, cuando un estudiante descarado le escribió preguntándole si iba a publicar pronto la segunda parte de su «Fausto, porque si no, la publicaría él, el estudiante, mejorando la obra del gran poeta. cito a Goethe por lo mismo que es el prototipo de un espíritu humano en el que los elementos eternos predominaban sobre los circunstanciales. Pero la queja se repite invariablemente en todos los hombres representativos de todas las épocas de la Historia. Sin embargo, los mozos actuales no tendrán esa queja, de nosotros. Todo lo contrario. Nunca ha sido tan incensada, desde los tiempos de Grecia, la gente adolescente, como en los años que acaban de transcurrir. Ser joven ha sido para nuestras generaciones algo así como una categoria de dios pagano, y ha basiado ser joven para poder ser todo lo demás y para que todo lo demás, si no era bueno, fuese perdonado. Acaso los jóvenes de hoy, cuando alcancen la madurez y la ancianidad, puedan echarnos en cara la influencia nefasta que ha tenido en su evolución y en su efi