164 puntes El militar será cada vez menos el hombre de la guerra, porque las guerras (ya sé que muchos no lo piensan asi) están en trance de desaparecer, y aun cuando existan, serán cada vez menos asunto de militares para ser cada vez más gestión de diplomáticos, de ingenieros, de mecánicos, de químicos, de deportistas y de masas populares. Pero el militar tiene la misión futura trascendental de organizar la paz.
Será su misión (menos fascinante, pero más trascendente) la de enseñar y regir la disciplina ciudadana; de la cual deben ser universidad los cuarteles, y mantener al contrario de lo que ha ocurrido hasta ahorael centro de estabilidad del Estado a través de los cambios de la política y de los mismos cambios de régimen. para enseñar la disciplina, como para todo lo que se enseña, la única lección eficaz es cumplirla.
El derecho a la rebeldía es una fuerza disolutiva.
y ciega que nadie puede atribuirse, cualquiera que sea su condición y su edad. El deber de la rebeldía es, por ser deber, ante todo una disciplina. Disciplina para no acomodarse a la arbitrariedad de los demás, que es la verdadera disciplina, aun cuando muchas veces tenga el marchamo de la legalidad. esta disciplina de no someterse ante la injusticia, en la niñez constituye una quimera, porque el niño es débil; en la edad madura es un heroísmo excepcional, porque el hombre maduro está paralizado por la responsabilidad: queda, pues, como deber, reservada a la juventud. sin ella la Humanidad se convertiría en unos cuantos años en un rebaño de corderos manejado por gañanes ignorantes y viles.
Cuando yo he dicho a los jóvenes «sed por