156 Apuntes como problemas nuevos son tan viejos como el mundo. Es verídica la expresión de que la historia se repite. Lo que ahora está haciendo el Presidente Roosevelt, hace más de veinte siglos lo hizo César, esto es, desvalorizar la moneda para solucionar un problema de economía interna del Imperio Romano.
La diferencia estriba en que César sólo influyó en una pequeña porción del mundo, en tanto que los Estados Unidos pesan decisivamente en la economía universal. Por lo que toca a esta última nación, nuestros países, los iberoamericanos, sufrimos más directamente las repercusiones de su economía. Es fácil observar que toda guerra trae resultancias parecidas.
La guerra europea hizo afluir el oro a varios países que son ahora los epicentros de la crisis. Los Estados Unidos sufrieron esa influencia siniestra del oro que al acumularse intempestivamente en un pais produce los trastornos que pueden concretarse bajo el nombre de «abusos del crédito. También los Estados, como los particulares, sufren por superabundancia de dinero. La inflación, como se ha dado en llamar ese fenómeno, hace que el Estado inultiplique los organismos de gobierno y entonces el mal de la burocracia crece hasta hacerse monstruoso. En los Estados Unidos, desde 1918 a estos días, los organismos y el número de funcionarios del Estado se han multiplicado de una manera asombrosa, llegando a superar por su importancia y variedad a todos los que habían sido creados en los demás años de existencia del Estado norteamericano. De allí el problema que se presenta cuando viene una crisis como la actual.
El Estado ante la necesidad de prescindir de los servicios de miles de sus funcionarios, coge el peor camino, el que ha de agravar sus males: crea mueyos impuestos y. los nuevos funcionarios del caso, hasta