Apuntes 145 notables y rápidos cambios de luz en el paisaje y en las nubes, debe de haber tenido una lente maravillosa.
El astrónomo que estudia los meteoros confía, más que en otra cosa, en la observación visual. En cualquier noche ordinariamente despejada, un observador diligente logra estudiar varios meteoros por hora. La mayoría de ellos son de tercera o cuarta magnitud, como las estrellas de más débil claridad, y no pueden ser fotografiados en su trayectoria. Unicamente aquellos excepcionalmente brillantes que atraen la atención aun de los que no están observando, pueden ser fotografiados. Si se tuviera lista una batería de cámaras que abarcaran amplisimo radio, el número de impresiones que podrían lograrse sería insignificante.
Vale la pena saber exactamente la gran ventaja que tiene el ojo humano sobre la fotografía. Un fisico alemán ha medido en su laboratorio de Utrecht, con un espectroscopio de grandes dimensiones, la intensidad luminosa que se requiere para distinguir los colores del espectro solar. Luégo, usando el mismo instrumento e igual densidad de luz, midió la exposición que cada uno de esos colores requería para impresionar una placa fotográfica.
El ojo es más eficaz para ver las líneas brillantes sobre un fondo oscuro. En el color violeta, se requiere una exposición de un minuto para fotografiar una línea que es visible a primera vista. En el azul, la más débil luz que puede verse necesita una exposición de 15 minutos para impresionar la placa. Con el verde, el ojo humano tiene aún mayor ventaja, pues una luz que puede verse en una fracción de segundo, requiere 30 horas para ser fotografiada.