118 APUNTES ciones legislativas municipales obligan a amordazar a los perros, hay que hacerlo con uno de esos bozales que les permiten abrir bien el hocico y beber agua cuando les place.
Cuando se pone un espejo frente a un perro, lo más probable es que se mire una vez en él, pero que no vuelva hacerlo. Esto se debe a que sus ojos le están diciendo que hay otro perro frente a él, pero sus narices le aseguran que no hay ninguno. El poder que tiene el perro para percibir y retener los olores constituye en él el más poderoso de sus sentidos; de éstos, su vista es el más débil. Por tanto, cree a su nariz y desconfía de sus ojos cuando se mira al espejo. Un perro puede siempre reconocer a su amo sin dificultad ninguna, aun cuando el amo se disfrace en forma tal que ni sus propios amigos intimos sean capaces de reconocerlo, porque el perro ha aprendido cuál es el olor especial de su amo.
Se ha dicho siempre que un perro que tiene la nariz húmeda y fría es un perro sano, y que cuando tiene la nariz seca y caliente está enfermo. Sobre el particular debo decir que el perro más sano que he tenido en toda mi vida, un Sunnvbank, tuvo la nariz caliente y seca durante los dieciséis años de su vigorosa vida. Por otra parte, he visto multitud de perros enfermos, muriéndose casi, que tenían la nariz fría y húmeda. No hay ninguna regla que sirva para determinar el estado de salud de un perro por la temperatura y humedad de su nariz. La mejor forma de saber si un perro está enfermo o no, es verle las encías. Si están pálidas y cetrinas, todas las probabilidades son de que esté enfermo. La mayor parte de los perros sanos tienen las encías rosa brillante.
Otra falsedad es que los perros abren los ojos a los nueve días de nacidos, al grado de que hay mu