APUNTES 117 media vuelta y echa a correr, las probabilidades que tiene de recibir una o más mordidas son muy grandes.
Entre las absurdas leyendas que se cuentan de los perros, la peor de todas es la del perro rabioso.
Ninguno de los perros que se suponen rabiosos lo está en realidad. Es más, un perro rabioso es un perro tan desesperadamente enfermo, que no puede tener fuerzas siquiera para correr tras alguien.
Entre las innumerables teorías tontas acerca de los perros, dos se han conservado a través de los tiempos como signos inequívocos de rabia en esos animales: que un perro que echa espuma por la boca está rabioso, lo mismo que aquel que rehusa beber agua. Las dos son falsas.
Un perro puede echar espuma por la boca o permanecer sin tomar agua por muchas causas, que pueden variar desde una simple indigestión hasta un estado nervioso pasajero Si un perro se niega a tomar agua, puede haber una causa bien sencilla para su negativa: que no tenga sed.
Hay muchas cosas acerca del hocico de los perros que se ignoran; por ejemplo, que tiene 42 dientes, diez más de los que tiene el hombre, y que ninguno de esos 42 dientes, ni parte alguna de su canal digestivo están hechos para la asimilación de azúcares.
El azúcar, en cualquier forma, es decididamente malo para el perro.
También se ignora que la respiración anhelante o fatigosa que tiene el perro con el hocico abierto y la lengua hacia fuéra, es una forma de sudar del animal. El perro no suda más que por la boca. Si se le amarra el hocico con un bozal, se le inflige un tormento tan grande como el que experimentaria un hombre a quien en un día caluroso se le taparan todos los poros del cuerpo herméticamente. Si las disposi