394 puntes Rompiendo la sanidad de los precios se desequilibran las monedas, y para hacer más durables los efectos del desequilibrio se dictan leyes reguladoras del cambio, se impide la circulación del oro, se interviene en los pagos y compras del comercio, se matan, en suma, la iniciativa particular y el poderoso acicate del interés individual.
Los resultados de ese cambio de frente los palpamos; mejor dicho: los sufrimos, dolorosamente: Veinte millones de hombres sin trabajo, a pesar del decantado proteccionismo. No podríamos decir, gracias al mismo?
Brasil quemando montañas de café.
Las tierras de pan llevar dejando perder el trigo.
Los árboles frutales abatiéndose al peso de la fruta cuyo valor no compensa el gasto de recolección, y millones de seres pereciendo de hambre y desnudez.
Flotas de buques, que antes apenas bastaban para el tráfico intercontinental, pudriéndose inútiles en los puertos. Líneas de ferrocarriles en quiebra por carecer de mercaderías y de pasajeros. las mayores fortunas fundiéndose como montones de nieve al sol.
Agréguese, al cuadro, para completar su negrura, pirámides de cifras representativas de deudas, impagadas e impagables, pero que pesan agobiadoramente sobre un mundo empobrecido. no es que no se hayan oído voces acreditadas señalando el remedio. Pero esas voces, fueron amedrentadas o ahogadas por los intereses políticos, por los nacionalismos erróneos, por la suficiencia de los que sentaban la quiebra de la Economia clásica.
Sin embargo, como la razón termina, a la corta o a la larga, por imponerse; como los mismos sufrimientos que el olvido de ella inflige, hacen buscar