Apunte puntes 369 Si yo doy lo que ofrezco, aquí, tras este mostrador, como comerciante, no es por otra cosa, que por el deseo de seguir la línea trazada. Engañando puede que se llegue lejos, pero más lejos sellega sin engañar, con un ritmo interno sujeto a principios inquebrantables. Eso debe enseñarse, no lo otro.
Enmudece. Todo lo ha dicho sin levantar la voz, claro, conciso, derechamente yendo al tema. Hay en sus palabras entrelazada con ellas una sonrisa siempre imperceptible. Por encima del mostrador nos tiende la mano. Se escurre entre las nuestras. Dice que sí cuando requerimos su perdón por haberle molestado. No es tema para el periódico. Ha sido solamente una charla. No diga nada. No hable usted. Nos suplica. Pero no sería posible hacerle caso. La disculpa la recibe con su misma bondad y se queda cortado como un chiquillo, temeroso de haber roto la norma de su vida. La norma de su vida, que es la misma penumbra de la botica, sobre cuya sombra emerge la pálida figura del maestro como si colgara en la pared el frío contraste de un greco.
Con Borges, el más viejo quizá de nuestros periodistas.
El Sr. Borges se destaca entre los reporteros por su jovial llaneza. Hola, viejo, qué tal. Ya lo ves, te hice salir.
Le dije al joven empleado que no venía yo por razones periodísticas, que iba a hablarte de una bronquitis crónica, consecuencia del fumar crónico, etc.
Bueno. has leído LA TRIBUNA de hoy. Qué te parecen el reportaje de Monseñor Volio y el del Sr.
Presidente de la República?