A puntes 243 Waterloo las campañas de la Revolución y del Primer Imperio Napoleónico, más que una pequeña parte de la India, la Reunión, las Antillas y alguno que otro pedacito de menor importancia aún. Esa reconstitución, exacta en el volumen y en el minucioso detalle, del exponente más brillante de una extinta civilización milenaria, Ang Khor Vat, sólo podía realizarla con tánta magnificencia y tánto amor del arte, un pueblo que al admirarse en su propia historia, saca del Pasado el concepto claro de su fuerza y de su orientación política; y es así como ha llegado, dando a la historia el valor que tiene como principio de educación colectiva, a lograr manejar sin tropiezos irreparables ni excesivo empleo de la fuerza, tántos pueblos y tántas razas diferentes, diseminados por todo el globo, llevándolos a un gran adelanto y prosperidad desconocidos hasta hoy en aquellos inmensos territorios, y esto conservando a todos esos pueblos, con gran respeto de sus tradiciones y cabal comprensión de su ideología, su lengua, sus costumbres y su religión. Ya un hermoso estudio de un profesor de la Universidad de Heidelberg, si mal no recuerdo, en que se elogia magníficamente la obra del Mariscal Lyautey en Marruecos, daba idea de la magnitud del trabajo de Francia en Indochina, Madagascar y ese vasto Imperio Africano, que es ya en parte como una prolongación de la Metrópoli, y la feria de Vincennes vino a ser para la mayoría de los 33 millones de visitantes que en seis meses franquearon sus puertas, a la vez que una sorprendentelección objetiva, la revelación de un colosal esfuerzo hasta ahora ignorado por el resto del mundo.