228 puntes Noticia acerca de las últimas elecciones presidenciales, para nuestros lectores del exterior Haciendo caso omiso de los grupos políticos sin eficiencia, podemos decir que en la contienda electoral todavía no completamente terminada, han estado frente a frente dos bandos: el de los partidarios de don Ricardo Jiménez y el de los partidarios de don Manuel Castro Quesada. El señor Jiménez ha sido Presidente de la República en dos períodos distintos y goza de prestigios sólidamente establecidos. El señor Castro Quesada no es tampoco joven: es un político conocido, pero sin nombre en el mundo de las ideas: es arrojado, pero no se le debe considerar como hombre de acción, porque no hay acción propiamente dicha donde no hay pensamiento definido.
Las elecciones se verificaron el 14 de febrero en la mala forma prescrita por nuestras leyes y en pésima forma material, pues todas las mesas de sufragio de mayor pueblo fueron aglomeradas en un solo edificio estrecho e impropio, como si se deseara una conflagración de electores.
El triunfo evidente fue de don Ricardo Jiménez.
Esto en el día. En la noche, las puertas del principal cuartel de la República se abrieron para recibir al candidato derrotado y a un gran número de sus secuaces. Este cuartel, por su posición dominante y por su pertrechamiento, ha constituido en los últimos tiempos una amenaza para la pacífica ciudad de San José y una deshonra para quienes lo concibieron y para quienes se obstinan en mantenerlo.
En los centros de cultura, las altas situaciones se reservan para los observatorios físicos y astronómicos o para los museos.