216 puntes LA NATURALEZA de nuestro espíritu nos lleva a buscar la esencia y el por qué de las cosas. En esto asestamos más allá del punto que podemos alcanzar; porque la experiencia nos enseña pronto que no es posible ir más allá del cómo, o sea de la causa próxima o de las condiciones de existencia de los fenómenos.
Cuando, mediante un análisis sucesivo, hemos encontrado la causa próxima de un fenómeno, determinando las condiciones y las circustancias simples en que se manifiesta, hemos logrado el objeto científico, más allá del cual no podemos ir.
Así, cuando sabemos que el frotamiento y las acciones químicas producen electricidad, sabemos de condiciones, pero no sabemos nada sobre la naturaleza primera de la electricidad.
La ciencia tiene precisamente el privilegio de enseñarnos lo que ignoramos, sustituyendo la razón y la experiencia al sentimiento y mostrándonos claramente el límite de nuestro conocimiento actual. El sabio que ha conducido el análisis experimental hasta el determinismo relativo de un fenómeno, ve bien sin duda que él ignora la causa primera de éste fenómeno, pero no por ello lo domina menos. Eso es cierto en todas las ciencias experimentales, en las cuales no podemos llegar sino a verdades relativas o parciales y a conocer los fenémenos únicamente en sus condiciones de existencia.
En resumen, si nuestro sentimiento plantea siempre la cuestión del por qué, nuestra razón nos muestra que la cuestión del cómo es la única a nuestra alcance.
Por el momento, es, pues, la cuestión del cómo la sola que interesa al sabio y al experimentador.
Claudio Bernard.