205 en medio de otras mil actividades de este incansable trabajador y espectador. Qué piensa de las emisiones de billetes sin verdadero respaldo. La economía política es el capítulo de la sociología (historia natural de las sociedades) que está más cercano a constituirse en ciencia, esto es, en un conjunto de principios generales establecidos experimentalmente.
Las ciencias se reconocen de golpe: todas parecen cosas de sentido común, para quien está armado de los particulares instrumentos de trabajo que cada actividad científica requiere. Estos instrumentos son: el lenguaje (las matemáticas son un lenguaje) y los sentidos artificiales (balanza, microscopio, telescopio, termómetro, etc. La economía política, debo decirlo inmediatamente, es de los estudios que menos instrumentos exigen: un corto vocabulario bien definido es suficiente. Pero el sentido común es lo que más escasea en el mundo en los períodos de crisis. Sin tal escasez, no habría crisis.
La actual nos causa sobresalto aunque no haya razón para juzgarla insólita. Los principios de la economía política sufren pues, un eclipse. Lo sufren también en menor escala, por supuesto, hasta los principios más firmes de la ciencia más sólida: la mecánica. En los últimos años ha aumentado en efecto considerablemente el número de los buscadores del movimiento perpetuo, o sea, del motor que permita obtener trabajo sin gasto alguno de energía.
No es de extrañarse, por consiguiente, de que haya personas, hasta muy ilustradas, que crean que los apuros económicos se pueden componer con echar a circular billetes de falso valor. De este modo se obtiene tan sólo