A puntes 139 mucha acciones humanas que están todavía en la sombra porque no ha llegado la hora de ponerlas a la luz; y la comprensión popular admitirá una vez más que no hay hecho bueno o malo que no venga en fin de cuentas a enseñar más a los hombres y a aumentar el cau tal de sus conocimientos y de su felicidad; porque vamos a la luz por los caminos del error, y sólo vemos la luz cuando nuestros ojos han mirado mucho tiempo, con tristesa y dolor, en los abismos de las tinieblas.
Sólo respeto me inspira el recuerdo de ese hombre desafortunado que entró ya en el misterio del sepulcro, y mi corazón me dice, sin que mi intelecto encuentre modo de desautorizarlo, que al final del eterno camino que va haciendo el género humano entre delitos, risas, pesares y placeres, no habrá luz ni sombra, ni habrá bien ni mal, sino Amor y Piedad infinitos que lo llenarán todo en el reino sin fin de la Verdad.
Al hablar, el ex presidente Acosta se ha ido como elevando. Pareciera elevarse en cátedra sagrada, dando ejemplo de nobleza de espíritu que ha abolido todo odio.
Sus declaraciones provocarán sorpresa enorme. El jefe de la Revolución del Sapoá es quien entona el responso al jefe del tinoquismo, y quien lo vindica ante la historia.
Don Julio se da cuenta de ello. Pero por encima de todo está lo que cree verdad. Federico Tinoco, muerto en la pobreza en tierra extraña, ha interpelado sub especie aeternitatis a quien capitaneara el movimiento en su contra, y don Julio Acosta no ha titubeado al responder.