Socialism

123 p u t es el universo; pues al ver en la humanidad el triunfo de la consciencia y del espíritu, barruntarán pronto que ese universo del que la humanidad ha surgido, no puede ser en el fondo brutal y ciego, sino que tiene un alma difusa, y que hasta el universo mismo no es más que una inmensa y vaga aspiración hacia el orden, la belleza y la bondad. Con otros ojos y otro corazón mirarán los hombres a sus hermanos, a la tierra y al cielo; a la roca y al árbol. al animal, a la flor y a la estrella.
Hé aquí por qué es permitido pensar estas cosas en pleno campo y bajo el cielo estrellado; sí, podemos tomar como testigo de nuestras sublimes esperanzas a la noche sublime en donde secretamente se elaboran los mundos nuevos; podemos asociar a nuestro ensueño de dulzura humana la inmensa dulzura de la noche serena. Enhorabuena, repuso el joven ingeniero; pero ¿por qué no habláis de progreso social simplemente. Por qué habláis de socialismo? El progreso social es una realidad y el socialismo no es más que una palabra. Es el nombre de una secta poco numerosa, enfática o violenta, y dividida contra sí misma: no es una fuerza seria de progreso. Es posible que las soluciones propuestas por el socialismo se adopten gradualmente; pero de fijo que no serán los socialistas quienes las hagan triunfar. Jamás habrá gobiernos que obren o legislen en nombre del socialismo; porque un gobierno, aun para mejorar el orden actual y crear un orden nuevo, se sustenta necesariamente en lo que es. Ahora bien, el socialismo se da aires de ser una revelación centelleante y un nuevo Evangelio, y para suscitar el porvenir busca su punto de apoyo en el porvenir mismo.