114 un tes Los enfermos Al anochecer comienzan los preparativos para la batalla nocturna. Ya ha pasado otro día; es preciso disponerse para buscar el siguiente; pero la noche se interpone, y es necesario pasar la noche. El sillón o la butaca cómoda al lado de la cama; a veces no basta un sillón o una butaca, hay que estar más constantemente cerca. no se ha de dejar ni un momento solo al enfermo. en ese caso, habrá que improvisar una cama cerca del lecho.
Por supuesto, la luz ha sido ya arreglada para las interminables horas de la noche. Es un pequeño problema éste de la luz. Cómo hemos de dormir: con luz o sin luz?
Estando enfermos ya se sabe. pero también los sanos gustan de dormir con luz; no todos necesitan la luz; mas existen muchas personas que no pueden conciliar el sueño en la oscuridad. La luz parece que nos hace compañía; la luz diríase que indica que en tanto nosotros dormimos, hay quien está velando y guardando nuestro sueño. Una luz débil, suave, en la estancia, es como si continuara el tráfago del día y nosotros, sin embargo, estuviéramos entregados al descanso; mientras que los otros velan y esta lucecita es la señal de que velan nosotros estamos con toda tranquilidad durmiendo. cuando a media noche o a la madrugada nos despertamos, vemos el reflejo débil de la luz en la pared, en un mueble, y nos tornamos, confiados, a dormir. En caso de enfermo, la cuestión está resuelta: se necesita luz durante la noche. ha de ser, naturalmente, una luz tenue, sedante, velada. la lámpara eléctrica, le ponemos un pañuelo de seda; con el sutil tejido del pañuelo que envuelve toda la lám