A u t es 67 El Liberal ha intentado considerarla desde el seguro terreno de sus propios principios, pero ha notado la ausencia por parte del Comunismo de toda clase de tolerancia, de mentalidad abierta y de las amenidades que son esenciales a toda científica discusión y a todo debate público.
Uno de los dichos más jocosos en Moscou, es el de que en Rusia hay lugar para cualquier número de partidos políticos, bastando sólo cumplir con una condición indispensable: que un partido ocupe el poder y el otro la cárcel.
La Revolución Rusa no puede considerarse meramente rusa, pues ella insiste en que se la estime como esencialmente internacional en propósitos, en significación y en alcances. Si no hubieran sido así las enseñanzas revolucionarias rusas, creen sus líderes que el Estado Comunista en Rusia pudiera a su vez haber sido rápidamente objeto de violentos ataques por las fuerzas atrincheradas de los llamados Estados Capitalistas a través del mundo. Justamente es ahí donde se oculta la esencial debilidad de todo el programa Comunista. Si se hubiera contentado con ofrecerse como un gran ensayo, como un ejemplo, como una apelación a la mentalidad general del mundo, como una alternativa del Liberalismo histórico, el Comunismo rápidamente hubiera aparecido ante el tribunal de las discusiones razonables, y una vez libremente debatido, se hubiera impuesto o se hubiera destruido según sus méritos. Cualquiera que sea su filosofía fundamental, el movimiento por sí mismo, con todos sus intentos y propósitos, se suicida por sus propias manos, al intentar perturbaciones internacionales por medio de la violencia como parte de su programa formal. Nada es más evidente que esa parte agresiva del programa comunista; pero si el Comunismo quiere ser oído como