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114 LIBERACION LIBERACION 115 Trabajadores intelectuales y manuales de la América española: Por segunda vez, invitado a usar este micrófono de la Unión General de Trabajadores, me dirijo, desde Madrid, a los pueblos hispanoamericanos, a aquellos pueblos que sienten, en su propia carne y en su propio espíritu, el dolor del pueblo español. Pero que sienten también, en su carne y en su espíritu, las mismas ansias de liberación y la misma heroicidad de los milicianos españoles, cuya sangre generosa es el abono fecundo de la nueva sociedad sin privilegios.
Varios compañeros de nuestros países, patrocinados como yo lo estoy esta noche por la Federación Universitaria Hispanoamericana, han dicho su palabra vibrante y con movida a los millones de proletarios que en ultramar nos escuchan. Uno de ellos habló para las Antillas. Otro para la América del Sur. mi se me pide que lo haga para México, Panamá y Centro América.
Todos cumplimos gustosos con nuestra misión, porque estamos viviendo la tragedia actual de España. porque presentimos la tragedia de América, si allá no se pone coto a la insaciable e inhumana dictadura de los capitalistas criollos y de los imperialismos extranjeros, amos y señores de vidas y de haciendas.
Poco tendría que decir a los mexicanos. Ellos han hecho su revolución.
Se han enfrentado al capital monopolista de las grandes potencias. Están por fin venciendo a las minorías detentadoras. Luchan contra prejuicios ancestrales. durante un cuarto de siglo se les ha escarnecido y calumniado por su intensa obra de transformación social!
Lo mismo sucede ahora con España, no obstante que las derechas han provocado esta hecatombe, sin paralelo en la historia de la península. Por ambición de los militares, por sordidez de los privilegiados, asiste el mundo al espectáculo maravilloso de un pueblo que a través de la muerte, ofrendandole todo, trata de mejorar su vida. no se hable de comunismo ni se saquen a colación otras doctrinas radicales. Nada que no fuese lenidad con reaccionarios y plutócratas había en la República española. Elocuentes, más que las palabras, son los presupuestos del Estado para el primer semestre de 1936. Más de 770 millones de pesetas distribuidos entre espuelas y mandobles. Sólo en clases pasivas, para militares retirados de guerra y marina, para estos militares enemigos de la democracia republicana, 112. 401. 765. 00 pesetas! para el clero, por haberes a extinguir, 250. 000. 00 pesetas. para la plutocracia, para los tenedores de bonos del Estado, para grandes compañías privilegiadas, 520 millones cada seis meses!
Con esto, sin embargo, no se conformaban. Ni con sus enormes riquezas acumuladas. Ni con la libertad irrestricta de sus periódicos. Ni con seguir manejando sus empresas y cobrando sus dividendos. Querían otra vez el poder que el pueblo les negó en los comicios. se lanzaron contra este pueblo hidalgo y sufrido, que muy poco en realidad había ganado con la caída de la monarquía.
No se diga tampoco de jacobinismo. La Constitución de la República española establece en el artículo 27 la libertad de conciencia, el derecho de profesar y de practicar libremente cualquier religión. en el artículo 48 reconoce a las iglesias el derecho de enseñar sus respectivas doctrinas en sus propios establecimientos. Así ha podido estar en vigencia una Historia Universal, en la que se niega el origen del mundo de acuerdo con las teorías científicas, para basarse en el Génesis. y en la que se desfigura la revolución francesa y se califica a los trabajadores de La Commune como a «tropas de asesinos e incendiarios que se apoderaron de Paris. Ramón Ruiz Amado, Todo eso y mucho más ha permitido la República. Pero al Gobierno republicano, como al régimen monárquico de éste y de siglos anteriores, les ha sido difícil evitar la mania incendiaria de iglesias y de conventos, sobre todo cuando se han convertido en fortalezas para ametrallar impunemente al pueblo desde sus torres y campanarios.
Habría que buscar la explicación de este fenómeno en algo que no sea jacobinismo, ya que las masas no accionan generalmente por impulsos teológicos. nada fan apropiado como la estadística para encortrar la clave de acontecimientos sociales al parecer indescifrables. Pues bien, los presupuestos españoles de 1900 a 1931 daban al clero un promedio de 106 millones de pesetas al año, aparte de regalías de ayuntamientos, donaciones particulares, diezmos y primicias. Es de suponer que en el siglo diecinueve las partidas fuesen menores. más moderadas si en esto cabe la moderación en centurias pretéritas, hasta los albores de la edad media.
Debe advertirse, sin embargo, que aun siendo menor la cantidad, el poder adquisitivo de la moneda era mucho más alto en aquellos días lejanos de nuestros antepasados. Dice al efecto el Padre Zurbitu, en su Guía Descriptiva de El Escorial. que tan inmensa fábrica costó seis millones de ducados, equivalentes hoy a 200 millones de pesetas, calculando que el valor adquisitivo de la moneda de Felipe II era doce veces mayor que el de la moneda actual. ofrece para demostrar la exactitud de sus cifras, hasta donde es posible hacerlo, una tabla comparativa de precios y de salarios del Padre Agustino Zarco Cuevas.
He creído necesario traer a cuento estos números y estos cálculos, hechos precisamente por religiosos, para llegar a la conclusión de que el dinero entregado a los altos dignatarios de la Iglesia Católica en España, durante un siglo solamente, con el valor de compra de 106 millones de pesetas al año, ha sido de más de DIEZ MIL MILLONES DE LA ACTUAL MONEDA ESPAÑOLA. Estoy haciendo caso omiso de donaciones, de feudos, de fesoros, de toda la fantástica riqueza acumulada por el clero en la edad media, en el renacimiento y en años posteriores hasta el reinado de Fernando VII.
Ahora sí se explica la manía incendiaria, de la cual se pretende acusar a la República. No se trata de jacobinismo del pueblo ni del Gobierno. Es la protesta violenta de la masa explotada contra el poder que la ahoga. Es el siervo que abre los ojos y se rebela contra el amo. Es la lucha de clases.
La lucha del oprimido contra el inmenso poder político, social y económico del clero, no pues por razones religiosas, sino por una honda cuestión de Infraestructura económica.
Con el bienio negro de Lerroux y de Gil Robles volvieron las vacas gordas al redil de la catedral. Con el triunfo de las izquierdas, en febrero, no era lógico que siguiese la succión. la vista tenemos el resultado: guerra a sangre y fuego en defensa de millones, que no de religión alguna.
y unidos en la carnicería militares y aristócratas, que quieren seguir viviendo en el pasado.
Tal es el resumen de esta situación. Guerra contra un pueblo valiente y laborioso, que pedía un pedazo de tierra y un pedazo de pan, para continuar en la ruda faena del campo y de la fábrica. Guerra de los más bajos y groseros apetitos materiales, disfrazados hábilmente para que el mundo fome la codicia por cultura. Guerra de vientres cubiertos con sotanas, con uniformes, con medallas y con cruces.
Pero el pueblo, ante la amenaza de la barbarie, está con las armas en la mano. La reacción espera el auxilio exterior. Como en América, los intereses creados no titubean en solicitar la intervención extranjera. Mas hubo en México un Juárez, producto del pueblo, que venció a los invasores. hubo en Nicaragua un Sandino que hizo frente a la nación más poderosa de la tierra, no importa que después lo asesinaran los cómplices del imperialismo.
Así ocurre en países que todavía no han podido liberarse de pequenos hombres, cuya actuación es como la de aquellos pobres reyezuelos herodianos, aquellos infimos tetrarcas de los últimos días de Israel. MendiEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.