AntifascismCivil WarDemocracySocialismUnión General de TrabajadoresViolence

100 LIBERACION LIBERACION 101 darse de los «pacos. encendiendo solamente la luz más débil allí donde haya curvas.
Continuamos nuestro camino hasta llegar a las calles de Altamirano, frente a «La Andaluza, fábrica de churros, buñuelos y tijeringos. Tres cuartos de hora dura el trayecto que corrientemente se hace en diez minutos.
Ni una violencia, ni un atropello, ni amenaza alguna por parte de los soldados del pueblo. Dispensad, compañeros. nos dicen los milicianos cuando piden los papeles. al ver nuestros pasaportes, expedidos por las autoridades de una pequeña república centroamericana, entran medio cuerpo en el coche para darnos un abrazo.
Al bajar del automóvil exclama el chofer, rascándose la cabeza. Ya estoy tranquilo. La «carga» leal ha llegado sin novedad a donde viva o muerta tenía yo que dejarla. El pensamiento realista de don Francisco Largo Caballero.
Creyeron, desgraciadamente, que bastaba con promulgar leyes que no se cumplen. con escribir y pronunciar discursos defendiendo, por ejemplo, la reforma agraria, no obstante que los campesinos de Andalucía han contestado una y otra vez. No comemos tierra. Hasta que ha venido lo que usted está viendo, provocado no por los que nada tienen sino precisamente por los dueños de todos los derechos y de todas las ventajas: la cuartelada de mayores proporciones que registra nuestra historia. junto a esa cuartelada la gran revolución de un pueblo que se defiende desesperadamente. Ahora sí es verdad que las viejas instituciones se desmoronan. el Gobierno tendrá que ponerse a tono con la nueva realidad que están creando las masas trabajadoras. Agrega Largo Caballero que si los políticos, los que se hacen llamar moderados, los que no tienen conciencia revolucionaria, pretendiesen volver al sistema de las transacciones de épocas pasadas, esta horrible tragedia volvería a repetirse en el transcurso de muy pocos años, porque la reacción tomaría nuevos brios para seguir ahogando al pueblo. esto exclama no puede ser. Sería inconcebible que después de esta hecatombe continuase el actual régimen de privilegios, de economía privada, de simple republicanismo sin contenido social. La base del orden es la justicia. El hambre, la miseria, la explotación, constituyen una tremenda injusticia. mientras no se la remedie, mientras no se reste poder a los capitalistas y se transforme decididamente la infraestructura de España, seguiremos teniendo conflictos y choques inevitables entre oprimidos y opresores. Estas palabras me recuerdan lo que dicen los periódicos desde que estalló la conflagración. La guerra no se hace sólo en el frente sino tamen la retaguardia. La retaguardia son los señoritos vagabundos que no tienen otro oficio que el de hacer trabajar a los demás, las grandes empresas, los ferrocarriles, los bancos, los latifundios, las enormes propiedades eclesiásticas: la economía, pues, de la nación, que no puede seguir al arbitrio de los detentadores.
Faltan pocos días para mi viaje de regreso por Valencia, Barcelona y Francia. Me dedico a visitar organizaciones obreras y centros culturales: la Casa del Pueblo que es un hormiguero humano, el local de las Juventudes Socialistas, el Ateneo, la Unión Iberoamericana, la Alianza de Intelectuales Antifascistas, el Sindicato Nacional de Banca y los más importantes organismos de la Unión General de Trabajadores. Agitación. Constantes llamadas telefónicas. Servicio de cocina. Confección de uniformes para los milicianos.
El cerebro y el músculo ayudando a la defensa de España, en peligro de ser dominada por la fuerza bruta.
Aprovecho también el tiempo para cambiar impresiones, por última vez, con amigos y compañeros cuyo afecto, cuya estimación, han sido fraternales. para despedirme del Ministro de Estado, don Augusto Barcia Trelles; de don Carlos Esplá, Subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros y Ministro actual de Propaganda, quien me ofrece los datos y las informaciones necesarias para que en América se conozca la verdad de lo que ocurre en España; de los muchachos de Leviatán y de Claridad; de Pascual Tomás, Felipe Pretel, del Rosal, Alvarez del Vayo, Araquistáin y Largo Caballero, quienes me oyen robando minutos al intenso trabajo que demanda la guerra civil. Todos ellos tienen una gran fe en el respaldo, moral siquiera, que puedan dar a la democracia española los pueblos hermanos de América.
Don Francisco Largo Caballero, este hombre fuerte, limpio, afeitado, de ojos azules y penetrantes, con más de medio siglo de experiencia en la lucha social: este batallador incansable, vestido ahora de miliciano, que acude todos los días a levantar con su presencia el espíritu de los combatientes en el Guadarrama; este vigoroso jefe socialista, a quien la propaganda reaccionaria presenta en sus mensajes y en sus críticas como a un furibundo destructor de vidas y de haciendas, me habla con calma, con serenidad, con llaneza extraordinaria, de los problemas que se presentan a su país como resultado de la sublevación militar.
Don Francisco se da cuenta cabal de las consecuencias de la lucha.
Afirma que esta contienda armada provocará, ya la está provocando, una honda transformación política y económica de la sociedad española. con la simplicidad de quien sabe manejar las armas en pro de un ideal capaz de poner en práctica, me explica como las fuerzas antihistóricas han acelerado lo que pudo haberse hecho sin la violencia que tanto temían y que ellas mismas han venido a desatar. Pero pudo haberse hecho aquella transformación después del triunfo electoral de las izquierdas aclara el líder socialista. si los republicanos hubieran comprendido la imposibilidad de conciliar intereses irreconciliables. Hace algunos meses prosigue el hoy Presidente del Consejo de Ministros de la República Española presentamos un programa que el Gobierno no ha puesto en vigencia sino parcialmente. no crea usted que se trataba de postulados integralmente socialistas. Unos cuantos puntos básicos, que nada tienen de radicales ni de utópicos, y que hubieran permitido una revolución desde arriba. Para realizar estos postulados, no desde luego de la noche a la mañana, porque estas cosas deben hacerse paso a paso y con medidas y elementos técnicos, habría sido suficiente un poco de mano firme.
Pero de esta expresión, mano firme, y de lo que ella significa, se asustan los mismos que han estado durante siglos bajo la dictadura oprobiosa de militares, de jesuitas, de banqueros, de explotadores insaciables. y en cambio, tal vez porque a ella están acostumbrados, no se dan cuenta de que han nacido y viven bajo esa dictadura cruel e infamante que solamente a los privilegiados aprovecha, que nunca por lo tanto beneficia a las mayorías, y que acaba con todo vestigio de dignidad humana. El señor Largo Caballero pide a su secretario los postulados a que acaba de referirse. Nacionalización de la Banca. Adopción de medidas contra la fuga de capitales. Expropiación de lcs grandes latifundios, respetando la pequeña propiedad rural. Desarrollo de un extenso plan de política hidráulica. Urbanización de las poblaciones campestres, dotándolas de medios sanitarios y de elementos culturales. Transformación radical de todos los institutos armados. Transformación del régimen de prisiones y abolición inmediata de la pena de muerte. Cumplimiento de las leyes promulgadas por las Corjes Constituyentes en beneficio de los trabajadores. Ratificación parlamentaria de los convenios aprobados por la Oficina Internacional del Trabajo.
Sanciones penales para los patrones que vulneren la legislación social. AuEste documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.