Sandino

82 LIBERACION LIBERACION 83 en Barcelona, y Fanjul en Madrid, se han entregado a las autoridades. El «paqueo. sin embargo, parece no conturbar el ánimo de la multitud abigarrada que en calles y en plazas celebra la victoria.
Es emocionante todo esto. La reacción ha querido que España retroceda al pretorianismo y se ha encontrado con la fuerza invencible de los obreros, de los campesinos, de la intelectualidad más prestigiosa al servicio de la gran masa escarnecida y explotada durante largas centurias.
Por esa masa, ciertamente, muy poco ha hecho la República: proyectos, promesas, falta de decisión para cumplirlas. Pero bien saben los trabajadores que perderían lo poco conquistado si el poder cayese de nuevo en manos de la sordidez conservadora. para evitarlo, a fuerza de arrojo y heroismo, han tomado las armas y han podido vencer en estas jornadas históricas del mes de julio de 1936.
Gesta inenarrable la de los madrileños, que debe llenarnos de orgullo a los que llevamos en las venas sangre española!
Por un alto ideal, como los soldados de Bolivar, como los mexicanos de Hidalgo y de Morelos, como los de Juárez contra la invasión francesa, como los de Nicaragua con Sandino, se lanzaron valientemente a la lucha, que es lo mismo que echarse en brazos de la muerte, renunciando pues a la vida, haciendo el sacrificio de sus más hondos afectos.
Quiénes son los milicianos Exclama emocionado un veterano jefe militar, leal al Gobierno. Yo no he visto temple como el de estas columnas improvisadas. Ni los feroces legionarios que hoy están matando españoles en Andalucía, bajo el comando de nuestros propios generales; ni los aguerridos mahometanos a quienes ahora bendicen los prelados católicos, llegaron jamás a igualar en los combates de mayor empuje, la impavidez, el valor sereno, la maravillosa combatividad de los milicianos. estos milicianos son los postergados pero altivos trabajadores; son las clases medias, que al fin se dan cuenta de su responsabilidad y de sus derechos; son sus mujeres y sus hijos.
Muy poca cosa les habría bastado: menos sudor en la frente y algo más de pan que les nutriese el cuerpo y el espíritu.
Pero la espuela de los militares desgarró su carne, y fué suficiente un alerta del Gobierno, un llamamiento de las organizaciones del Frente Popular, para que se echasen el mosquetón al hombro Bien sabían que iban a enfrentarse con la técnica de expertos en malar y con mejores armas. Pero a ellos les inflamaba la justicia. si los militares eran duchos en el arte de hacer bajas, las milicias populares estaban dispuestas a demostrar al enemigo que ya saben defenderse. Madres, enormes madres españolas, sufridas y abnegadas. Me le han asesinado! Allí está. Acabo de reconocerlo en el depósito de cadáveres. exclama sollozante una mujer castellana al salir del Hospital de San Carlos. cómo cayó, señora. Ayer, al tomar el Cuartel de la Montaña. Era un guapo mozo de veintitrés años.
Suspira la madre atribulada. Hay un silencio de muerte en el grupo que la rodea. Millares de mujeres y de hombres se aglomeran frente al vejusto edificio, esperando de un momento a otro la noticia fatal que allí les tiene. Tratan algunos de dar aliento a la buena mujer. Un miliciano cincuentón, su hermano, su marido, la acompaña. Ella dice, enjugándose las lágrimas. Más ha de valerle esta gloria de morir luchando que una vida miserable, de privaciones y de penas. No, no era cualquier cosa. Fuerte, alio, lleno de salud. Pero no pasaba de ganar cuatro pesetas.
Solloza de nuevo la mujer y continúa. Con medios para educarle, por lo menos doctor hubiera sido. Pero fue honrado su padre. Quiero decir que fué pobre. pobres seguiríamos siendo con tan bajo jornal como ganaba el hijo. Por eso fue desdichado. ha perdido la vida para que sus compañeros tengan lo que él no pudo tener. Madres, enormes madres españolas, sufridas y abnegadas! Cuántas veces, con sus hijos en brazos, habrán recitado el villancico de Martínez Sierra: Se lo llevarán. era carne mia!
Me lo matarán. era mi alegría!
Cuando esté muriendo dira. Madre mia!
y yo no sabré la hora ni el día.
Portugal, Italia y Alemania detrás de los militares sublevados Con la derrota de los militares sublevados en Barcelona y en Madrid; con el desconcierto que causó la muerte del general Sanjurjo, quien había salido de Lisboa a dirigir el movimiento, y se estrelló con su aeroplano a los pocos minutos de haberse elevado; con la actitud de la mayoría de los tripulantes de los barcos de guerra, enérgiccs marinos que desconocieron a sus jefes rebelados contra la República; con el empuje, en fin, del pueblo español, que demostraba en toda forma su lealtad a las instituciones democrá. ticas, pudo haber terminado el cuartelazo, ya que estos movimientos sólo triunfan por sorpresa.
Pero la conspiración de los mandobles tenia ramificaciones en todo el territorio nacional y contaba con el apoyo decidido de tres gobiernos dictatoriales de Europa: el de Portugal, el de Italia y el de Alemania. Armas, aeroplanos, ametralladoras, municiones en cantidades fabulosas llegaban constantemente a los partidarios del medioevo. a falta de españoles, a falta de respaldo popular, seguían contratando moros en Marruecos los defensores cuartelarios de la civilización occidental.
En tales condiciones el movimiento tenía forzosamente que prolongarse, empezando una lucha denodada en la Sierra del Guadarrama, en Avila, Almansa, Hellín, Zaragoza, Toledo, Guadalajara, Alcalá de Henares, Burgos, Logroño, San Sebastián, Tortosa, Almería, Segovia, Córdoba, Sevilla y Cádiz.
Cuando a un gobierno, cuando a un régimen le falla el ejército, ese gobierno cae inevitablemente. Mas he aqui lo admirable de España: con el noventa por ciento de los militares sublevados y con casi la totalidad de las armas en su poder, la administración republicana pudo sostenerse. pudo sostenerse porque al faltarle el apoyo de los espadones y de las espuelas, ocurrieron a respaldar a la República en peligro el brazo y los hombros de los trabajadores.
Así pudo demostrarse que la victoria obtenida por el Frente Popular, en las elecciones del 16 de febrero, se sostenía también con unos cuantos rifles y con unos cañones viejos en el campo de batalla.
Las noticias que se reciben en Madrid durante la última semana de julio exaltan el sentimiento popular. Los asesinatos en masa que ordena Queipo de Llano en Sevilla; el fusilamiento de varios centenares de socialistas en Badajoz; los saqueos y violaciones que cometen los marroquíes en los pueblos por donde pasan; y la constante provocación de los fascistas que continúan «paqueando» y haciendo nuevas víctimas en las calles de Madrid, enardecen a los milicianos que patrullan la ciudad.
El Gobierno, por medio de los periódicos y de las estaciones difusoras.
lama al pueblo a la serenidad y a la cordura. Pero el hervor aumenta cuando Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.