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24 LIBERACION LIBERACION 25 ojos a la Historia, aprendida vagamente en los libros, si algo recuerda es el 14 de julio de 1789.
Después de la era infinita y menguada de los pronunciamientos militares, por primera ve se han enfrentado, en antagonismo simbolico y ejemplar, el Pronunciamiento y la Revolución. La revolución para recabar definitivamente el Poder civil y acabar con la posibilidad misma de los pronunciamientos.
Don Marcelino Domingo contesta al General De Castelnau (Envio a LIBERACION de la Alianza de Intelectuales Antifascistas)
En «L Oeuvre» ha publicado Marcelino Domingo una obra maestra de polémica breve, certera, irrebatible. en réplica a un desahogo sectario del general De Castelnau. Este viejo militar es tan conocido por su actuación en la primera batalla del Marne, que le valió una reprimenda y el relevo. Se quiere todavía un dato para fijar bien el valor de esta España que se defiende ante el juicio de Europa? De una parte, el sentido de agresión; de otra, el sentido de defensa. Si debiéramos presentar nuestra justificación ante el propio espíritu de Ginebra, aun admitienao que pueda haber paridad de beligerancia ante un Gobierno popu lar y un bando, nuestra condición de agredidos no sería dudosa para nadie. Pues bien, ahí está la verdadera monstruosidad: iesa Ginebra imaginaria nos ha impuesto sanciones a beneficio de los agresores. Son acaso los agresores la mayoría del país? Ahí están dos recientes votaciones triunfales para demostrarlo. Nuestros enemigos se han atrevido a levantarse, con nuestras propias armas, contra la voluntad de la patria. han creído triunfar sobre ella con la sorpresa cautelosa y fulminante de un golpe de Estado, y han cargado sobre sus hombros la tremenda responsabilidad histórica de una guerra civil. Son acaso la selección del país? Jamás los valores de aristarquía intelectual se han visto mejor fundidos con la anhelante ideal:Lad del pueblo. Jamás los valores de capitalidad o cerebralidad española se han destacado con mayor firmeza. Madrid, Barcelona, Valen: cia, Bilbao, han sido inaccesibles para el adversario.
Personalmente yo tengo una viva satisfacción en haber visto uni das las dos verdaderas capitales de España, Madrid y Barcelona, para rescatar la libertad de España. Aquellos espiritus menguados que veían en el Estatuto de Cataluña una forma de separatismo y un dos garramiento del cuerpo nacional, habrán recibido una lección ejemplar. Sin esa conciencia superior que infunde en Cataluña el sentimiento de su propia libertad, hubiera carecido de energia para esa jornada gloriosa.
Pero hay, en verdad, un flagrante caso de separatismo. Acaso no es un terrible separatismo el de esos hombres que han escindido a España en dos parcialidades, mortalmente enemigas, y desgarran con la espada las entrañas palpitantes donde ellos mismos fueron concebidus. Qué mayor separatismo que el de haber levantado un muro odioso entre esas dos Españas, separando a unos españoles de otros, de las persoras más entrañablemente unidas a su afecto y lançando a los hijos contra los padres, a los hermanos contra los hermanos. qué precio podrá ser compensada jamás esta vileza?
Madrid, con tranquila heroicidad, con estoica confianza en sí mismo, desarrolla su vida habitual. Todos hablan de la futura e indudable victoria y se aprestan a merecerla. Allá, coronando las crestas del Guadarrama, nuestras Milicias montan la guardia vigilante.
Yo qusiera que, más allá de las fronteras, nuestros hermanos de cspíritu comprendieran bien que esa guardia protege algo más que una población generosa y una nación capaz de reconquistarse a sí misma. Esa guardia es la guardia de Europa. He leído su artículo en Echo de Paris. No comentaré la expresión Frente crapular. que usted emplea; no discuto ni su buen gusto ni su elegancia espiritual. No queriendo oponer ningún adjetivo a tales adjetivos, me limito a exponer lo siguiente: 19 Los españoles que usted defiende son los generales que dieron su palabra de honor de servir al régimen con toda lealtad y han faltado a su palabra, rebelándose contra él. Si como general usted considera henrado este proceder, lo siento por usted.
29 Los españoles que usted defiende no son españoles, en su magoría. Son moros traídos de Africa para invadir España y someterla.
Si como general del Ejército de un país que tiene grandes responsabilidades en Marruecos usted cree defendible este proceder, es indis pensable que lo diga con toda claridad. Es preciso, en efecto, que todos sepamos si existe un general francés que considera legítimo el derecho de los marroquíes para llegar a Europa y batirse contra los habitanies de uno de los países que suscribieron con Francia el Tratado de Algeciras.
39 Los españoles que usted defiende fueron todos germanófilos apasionados en una época que todavía no hemos olvidado: la de 1914 a 1918. Por causa suya, España no pudo poner su Ejército al lado del de Francia. Esos mismos españoles siguen siendo germanófilos, y la prueba se halla en el saludo que el rebelde Cabanellas ha dirigido a Hitler. Sería conveniente, sin duda alguna, que el general De Castelnau reiterara a expresión de su simpatía por unos rebeldes que, en caso de triunfar, entregarían a Italia el Norte de Africa y a Alemania los puertos de las Baleares, lo que no facilitaría, ciertamente, las relaciones de Francia con sus colonias africanas.
49 Los españoles que el general De Castelnau llama del frente crapular han sido, por el contrario, francófilos entusiastas en la époc9 en que los hombres que él defiende eran germanófilos. Azaña y Prieto lo eran tanto como yo. Todos los republicanos y todos los socialistas han sido, y siguen siendo francófilos. Durante la gran guerra, Alfonso de Borbón, entonces rey de España, con la misma ingeniosidad y la misma elegancia espiritual que el general De Castelnau ahora, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.