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LIBERACION 15 14 LIBERACION como él tienen derecho a ostentar el monopolio del patriotismo frente a esta inmensa mayoría del pueblo español que defiende con las armas y con la inteligencia los postulados de la justicia y de la libertad.
estado de exaltación, de enfurecimiento. Madrid vibra y se enciende al grito de ¡No pasarán! Las más tremendas epopeyas que hayáis leído podrár igualar, pero no aventajar a la que estamos viviendo. conste que menciono a Madrid porque es lo que veo. Pero toda España es Madrid. Si descontáis los fascistas civiles y militares, podéis asegurar que todos los españoles no amordazados gritan a estas horas. Viva la República. Sublevación Moros contra cristianos Todas las guarniciones se han sublevado. En cada pueblo ha surgido un núcleo fascista en armas. El Estado quedó en poquísimas horas postrado, prisionero e inerme. Mas en aquel momento ¡oh maravilla. resultó que se les había olvidado a los facciosos contar con un elemento: el pueblo! el pueblo se dispuso a la pelea en términos incomprensibles. En Madrid hubo que buscar dos cañones (estropeado uno de ellos) y encontrar dos leales jefes de Artilleria que supieran manejarlos. Surgió luego un avión que se puso al lado del Gobierno. en seguida unos grupos de guardias civiles y de Seguridad, junto con numerosos paisanos, tomaron el cuartel de la Montaña y el Campamento de Carabanchel. continuación, todos los demás de Madrid y sus cantones. La capital y el Gobierno de la República estaban salvados. Simultáneamente, la guarnición de Barcelona se echó a la calle con la seguridad de que no habría de encontrar resistencia a sus designios. Pero se tropezó también con el pueblo, que, a pecho descubierno, se apoderaba de ametralladoras y cañones. Cataluña quedó liberada en pocas horas. Las tres provincias valencianas, así como Cuenca y Ciudad Real, se libraron del contagio. Bilbao, Santander y Jaén se mantuvieron asimismo fieles. Las improvisadas fuerzas leales fueron reconquistando Guadalajara, San Sebastián, Albacete, Toledo, Gi.
jón, Menorca, Málaga. Lucha empeñadísima se mantiene en otros sitios. Consiguieron los rebeldes avances en Extremadura hace cuatro días, y ya están desplazados de allí. Se espera la rendición de Oviedo, Córdoba, Granada y Huesca, mas no ha de entenderse que al nombrar estas ciudades se quiere aludir a las provincias respectivas, sino estrictamente a las capitales, ya que el resto de sus territorios está en manos del Gobierno.
No hay que hablar de los hechos de guerra. La guerra es siempre bárbara y odiosa. Odiosa y bárbara es ésta. Para qué espantaros con narraciones indiscretas? Mi calidad de español me recomienda no tratar ese punto. Una sola cosa os diré, que es bien sabida ya por el mundo entero: que el núcleo fundamental de los combatientes rebeldes está formado por moros. Concebís, americanos y españoles, desvarío semejante. De modo que nuestra raza se ha jactado de haber luchado siete siglos contra los moros, hasta arrojarles de nuestro suelo, para volver a traerlos ahora conducidos por generales españoles. De modo que Europa nos confirió un mandato en Africa con objeto de civilizar a los moros, y ahora son los generales españoles quienes traen a los moros para que nos descivilicen a nosotros. De modo que pelean los rebeldes a título de patriotas y traen extranjeros para profanar nuestro suelo, asolar nuestra riqueza y atropellar a nuestras mujeres. De modo que se invoca el nombre de Dios frente a un Estado laico, y se arrastra hasta aquí a los moros a título de fieles servidores del catolicismo? El espectáculo es tan odioso, subleva de tal manera, que debe despertar la indignación del mundo entero. No creo que jamás se haya dado caso semejante de ignominia. Seguro estoy de que los esparoles de América se sentirán quizá más sonrojados al oírlo que nosotros mismos al presenciarlo.
La necesidad de que en el Gobierno estén representados todos los núcleos que se baten en el frente, ha hecho que se constituya un nuevo Ministerio con republicanos, socialistas, comunistas, izquierdistas de Cataluña y quizá nacionalistas vascos de sentimiento católico. Presta su apoyo, desde fuera de los puestos oficiales, la Confederación Nacional del Trabajo.
Sin embargo, no ha de entenderse que éste sea un Gobierno socialista. Es un Gobierno de guerra, cuyo programa consiste en vencer al enemigo. De lo demás se hablará después.
Naturalmente, ese después constituirá un enorme empuje socializante. Ya el pueblo, al propio tiempo que se bate, coloca espontáneamente los cimientos del porvenir. Se incauta de palacios y conventos y los dedica a escuelas, hospitales, bibliotecas, sanatorios y cuarteles para milicias. Se incauta de industrias y constituye cooperativas de producción. Se incauta de la tierra y ensaya sistemas de explotación colectivistas. Un mundo nuevo alborea. No tengo miedo de que en España comience una revolución como la rusa.
Los señoritos, incomprensivos y holgazanes, que nos llamaban bolcheviques a los demócratas cristianos, están servidos. Ahora verán a qué queda reducido el oficio de rentista, la atristocracia, los adineracos, el clero y el ejército. No quisieron asentar la monarquía sobre realidades, repudiaron la revolución desde arriba que preconizaba MauEl ejército del pueblo Pero lo pasmoso es que toda esta labor se lleva a cabo creando sobre la marcha el Ejército que ha de rla. Muy pocos jefes y oficiales están a nuestro lado. Es lógico que el militarismo profesional propenda al fascio. Los soldados van con los sublevados hasta que pueden escapar y venir a nuestro lado, cosa que ocurre todos los días con compañías, con batallones, con columnas enteras. Junto al Gobierno, republicanos, socialistas, comunistas, sindicalistas, anarquistas, intelectuales y campesinos, hombres y mujeres, empuñan las armas, improvisan normas estratégicas. Cuántos son? Quién lo sabe! Por esta calle desemboca un batallón; por la de enfrente, dos; en esta plaza se reunen veinte camiones cargados de milicianos; por aquella avenida avanzan cuarenta. Los mandos quedan indistintamente en manos de oficiales y de civiles. He aquí unas cuantas baterías de fuerzas leales.
Cruzan el aire aviones servidos por pilotos civiles y militares, en los que no se sabe qué admirar más, si el valor o la resistencia. todavía sobran miles y miles de ciudadanos belicosos que van a los frentes con armas blancas, con palos, con piedras o absolutamente inermes. Es un Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.