6 LIBERACION LIBERACION Postulados y métodos de guerra de la reacción feroz en España Instrucciones de los militares facciosos contra el pueblo español Para que los hispanoamericanos comprendan hasta dónde llega la ferocidad de los sables y de las gumías que se han lanzado contra el pueblo español, creemos necesario reproducir las siguientes instrucciones que los nacionalistas. moros y legionarios extranjeros han recibido de sus jefes. Dicen textualmente. Primera. Para asegurar la retaguardia y aniquilar la moral del enemigo hay que infundirle terror. Con este fin, cuando nuestras columnas ocupen un núcleo de población, deberá procederse a ejecutar saludables y definitivos escarmientos en las autoridades que puedan ser habidas. En caso de que logren fugarse se procederá del modo expresado con aquellos de sus familiares que puedan ser capturados. los hechos se procurará revestirlos de los caracteres más públicos e impresionantes, haciendo saber que se procederá del mismo modo contra cualquiera que se rebele contra nosotros. Segunda. Convendrá mucho requisar el efectivo metálico que se halle en les edificios oficiales y en los particulares desafectos al régimen. En ocasiones, será de particular eficacia destruírles los edificios, las cosechas y los ganados. Tercera. En toda localidad será muy útil informarse con el cura párroco u otras personas de orden sobre las opiniones de los vecinos más caracterizados. No debe haber ningún inconveniente en incorporar a las columnas, con categoría de oficiales o de suboficiales, según las necesidades aconsejen, a los partidarios de Falange Española.
Estos elementos tendrán por misión, dada la actitud de las tropas, vigilarlas de cerca para impedir movimientos de flaqueza. En caso de manifestarse en algunas de las columnas vacilación o resistencia a las órdenes o propósitos de fuga, tanto los jefes y oficiales como los elementos auxiliares civiles deberán proceder en el acto con la máxima energía. Entiéndase que será preferible incurrir en equivocaciones que dejar que se manifieste flojedad en las tropas. De este rigor dependerá el pronto y feliz éxito de unas operaciones cuyo inmediato éxito no ofrece el menor género de dudas. Los que vacilen en cumplir esta orden serán juzgados a su vez en la forma que queda dicho. Cuarta. Para los efectos de quebrantar la moral de los enemigos, en el case poco probable de que nos ofrezcan resistencia seria, es ineludible considerar como zona de ataque todo poblado que se halle a retaguardia del frente enemigo. No importa que en los lugares a que se alude no haya fuerzas de combatientes. El pánico difundido por los vecinos que huyan producirá el efecto moral que necesitamos.
Está probado que lo que más desmoraliza a una fuerza combatiente es ver que se atacan los hospitales de sangre y sus columnas de evacuación de heridos. Convendrá, pues, tener en cuenta esta enseñanza de la Gran Guerra. Quinta. Si, contra toda probabilidad, Madrid nos opusiera resistencia, deberá considerarse como objetivo principal la destrucción de las líneas conductoras de flúido eléctrico, así como también las de conducción de agua. Esto último, en la presente época del año, será de una eficacia sorprendente. Sexta. Cuando entremos en Madrid, la primera medida será colocar nidos de ametralladoras en las torres de las iglesias, y en cualesquiera otros edificios que ofrezcan extenso campo de tiro. Las máquinas harán fuego sobre todo elemento enemigo, sea del sexo que sea. Aunque no causen bajas, contribuirán a difundir el terror y a impedir reacciones ofensivas del paisanaje. Séptima. Muy importante y reservado: Los elementos de mando no harán indicación ninguna para que la fuerza convierta en dumdum sus proyectiles. Se harán los desentendidos si vieren practicar dicha operacion. para estimular a ello deberán manifestar gran indignación contra el enemigo, protestando violentamente por los horri bles destrozos que sus pacos causan con el empleo de semejantes proyectiles. Con esto es de pensar que baste para obtener una victoria rápida y segura.
Programa del general Franco Las instrucciones anteriores se han cumplido al pie de la letra, como ha podido constatarlo el mundo entero. no precisamente a través de noticias emanadas del Gobierno de Madrid, sino con los cablegramas y con las radiodifusiones de los propios jefes sublevados o de las agencias fascistas de propaganda. Durante los últimos días de octubre y las dos primeras semanas de noviembre, sin objetivo militar alguno que pudiera excusarles, los pilotos que contratados en el extranjero están al servicio de los traidores, han bombardeado constantemente la capital española, después de haberlo hecho con otros poblados y ciudades indefensas.
De esos mensajes cablegráficos resulta que han perecido centenares de niños y de mujeres sacrificados por los facciosos; que los monumentos históricos constituyen el blanco de los proyectiles fascistas; y que ante la resitencia de los madrileños han amenazado con gases asfixiantes a la población civil. Habría de sobra con estas informaciones para que los hombres civilizados, aquellos que creyeron al principio en los rebeldes, gracias a la campaña de difamación contra las fuerzas republicanas, se diesen cuenta de la realidad.
Pero si aún lo publicado no bastare; ni las protestas de los más ilustres intelectuales españoles y del Colegio de Abogados, por semejantes crímenes; ni el haber dicho los mismos generales facciosos que el asalto de Madrid se haría con moros y con legionarios exclusivamente; si todo eso fuere poco, nos parece oportuno dar a continuación el programa de gobierno del general Francisco Franco, esbozado en Buryos, el 19 de octubre de 1936, al tomar posesión de su alto puesto de Jefe Supremo del Estado Nacionalista. Dicho programa fué radiado desde la citada ciudad de Burgos, leído ante el micrófono de Sevilla por el general Queipo de Llano, transmitido también desde Roma, Lisboa y Berlín, y publicado en casi todos los diarios europeos. Los puntos esenciales son los siguientes: Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.