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28 LIBERACION LIBERACION Espíritu sin movimiento es sólo una palabra vana. o cuando Marx formula que. Materia sin movimiento es tan inconcebible como movimiento sin materia.
Despejando lo que es fundamental en la dialéctica quedan pues precisadas dos ideas centrales: la de la negatividad o negación de la negación para expresarnos con Hegel y la de la continuidad o permanencia de lo esencial, que es el integrante afirmativo del proceso dialéctico del devenir.
Los derechos individuales escuela liberal, democracia desembocan en el socialismo (Glosas a un discurso de Pi y Margall, pronunciado en 1871)
Por TURNER Especial para Liberación El pensamiento de nuestras grandes masas está todavia en la etapa del silogismo, de la lógica inicial. Esta lógica inicial y silogistica que puede probarnos que si todos los hombres son bisojos y yo soy hombre, luego yo soy bisojo, parte del dogma. de dogmas está hecha toda la infancia de los pueblos, especialmente de los nuestros Esa lógica silogística es en Filosofía como la aritmética en las matemáticas, en la que menos por menos da menos. La dialéctica es como el álgebra según ya hemos visto en la que menos por menos da más. es que mientras yo calculo aritméticamente en puras cantidades abstractas, arbitrarias, en puros dogmas, en el álgebra necesito cantidad y cualidad; números y cosas junto a los números. esas cosas no pueden desaparecer porque si, como desaparece una cifra de la pizarra a un mero golpe de esponja.
Pero las masas de los pueblos apenas industrializados piensan aritméticamente. en las más simple aritmética. Para ellas la dialéctica y su proceso de negación de la negación sólo tiene un tiempo: cuando ante un SI se opone un NO más fuerte. Pero les es muy duro aceptar que si a ese NO vencedor le oponemos otro NO más poderoso, resulte o devenga un SI. es que nuestra mentalidad es aritmética, de si o no inconmovibles, estáticos. las masas trabajadoras de Latinoamérica se les mostró el exótico señuelo revolucionario de la dictadura proletaria. Frente a ella se irguió, como consecuencia y antítesis, la dictadura fascista. Entre una y otra las masas, con una astucia muy campesina, muy socarrona, muy reaccionaria si se quiere, pero muy real, se nclinaban a lo que ya conocen. por lo menos se confunden y desconciertan y muy simplistamente, muy aritméticamente replican: Todas las dictaduras son iguales. Dejarnos vivir tranquilos.
Resulta entonces evidente que Indoamérica necesita orientarse firmemente hacia la democracia: defenderla, robustecerla y superarla. No hacer de la democracia algo congelado como han hecho del marxismo los teóricos criollos. Hay que revitalizar a la democracia dándole un sentido económico, funcional, indoamericano.
Esto es izquierdismo realista, constructivo, efectivo y eficientemente revolucionario.
Es renunciar a la fraseologia de imitación, a la demagogia de un marxismo mal dirigido y por ende descompuesto; es no hacer el juego al fascismo, que injerta a maravilla dentro de ese ambiente confuso de remedo y de repetición verbal, agudizado por nuestros superizquierdistas que pretenden oponer a los empujes de realidad frases y citas, como los brujos pretenden detener una tormenta con cábalas.
La voz de la impotencia y del despecho de Julio Favre, después de la sangrienta catástrofe en que culminó la revolución de Paris a seguimiento de la capitulación de Francia ante las armas de Prusia, resonó en el continente europeo para señalar como única responsable del desastre a la primera Internacional de Trabajadores, a quien hizo autora de los sucesos del 18 de marzo. No paró mientes en que el verdadero responsable de todos estos grandes acontecimientos lo fué él, el mismo hombre que según Pí y Margall después de haber echado la necia bravata de que bajo la defensa del Gobierno Nacional, no perdería Francia ni una pulgada de terreno, ni una piedra de sus fortalezas, iba pocos días más tarde a implorar la paz a Bismarck!
Empero, la denuncia de Favre contra la Internacional encontró acogida en el continente y en todas partes comenzó en seguida el proceso de ataque contra aquella, considerada como doctrina y como organismo de lucha. La generalización de las ideas socialistas había llegado antes, con mucho, a España; con ellas la formación de miles de asociaciones de trabajadores: de resistencia, socorros, crédito, consumo, producción, y desde luego, como secuela inevitable, habia de iniciarse también, en territorio español, la persecución decretada desde allende las márgenes del Rhin.
Tocóle la triste gloria de presentar la requisitoria al congreso, al diputado monárquico Jave y Hevia, mediante proposición de interpelación al Ministro de Gobierno, Candau. El debate parlamentario hizo época en los anales de la cámara hispánica, en donde contra las acusaciones reaccionarias del ponente, del diputado Nocedal y del propio Ministro de Gobierno, se levantaron las voces encendidas de amor por la libertad, de Fernando Garrido, obrero socialista fogueado y de dialéctica maravillosa; de Nicolas Salmerón, de Pí y Margall y de Emilio Castelar, en defensa del derecho a acción de la Internacional, y de Lostau, contra el clericalismo.
Las oraciones de estos grandes apóstoles son una aportación doctrinaria y científica, dificil de igualar, asi por la médula ideológica de su fondo, como por sus impecables artificios de oratoria y de literatura. Mas no alcanza el modesto propósito de estas líneas a glosarlas, ni a dar cuenta a nuestros lectores de su majestad y brillo, sino únicamente a tratar la cuestión de los derechos individuales, como clima propicio que son para la expansión de las ideas emancipadoras, a la manera que Pí y Margall exponía la tesis en aquella histórica ocasión.
Planteaba el orador sus puntos de vista en la siguiente forma: Grandes proporciones ha tomado aquí la cuestión de la Internacional; era grave en sí; pero le ha dado todavía más gravedad el hecho de que todos los partidos, no sólo el republicano, sino también el conservador y aun el carlista, hayan visto por debajo de esta cuestión la de los derechos individuales.
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