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LIBERACION LIBERACION La política interna en Europa ¿Será de tipo socialista o de tipo fascista el gobierno del Licenciado Cortés. Por ROBERTO HINOJOSA Especial para Liberación Durante la campaña política que acaba de terminar con el triunfo del licenciado don León Cortés Castro, lo acusaron insistentemente sus adversarios de sustentar ideas fascistas.
Algunos amigos del hoy Presidente electo, por el contrario, aseguran que el licenciado Cortés es hombre de izquierda y que hará labor socialista durante sus cuatro años de gobierno.
Como distintas personas caen en confusionismo sobre una y otra tendencias, nos parece oportuno explicar en síntesis en qué consisten ambas ideologías. Si la clase gobernante, obligada a ejercer funciones de árbitro entre el capital y el trabajo, inclina la balanza en favor de las mayorías desheredadas, interviniendo directamente en ciertas ramas importantes de la producción, se forma entonces el Socialismo de Estado.
Si, por el contrario, la clase gobernante ejerce el control de esas ramas importantes de la producción en provecho de las minorías capitalistas, se habrá constituído una economía dirigida de tipo fascista.
Ya saben los costarricenses, en resumen, cuáles son los dos caminos que se le presentan al licenciado Cortés Castro, puesto que no se concibe en esta época la continuación del liberalismo clásico. favorece a las mayorías desheredadas o beneficia a las minorías capitalistas. En el primer caso estará haciendo socialismo. En el segundo caso estará haciendo fascismo.
No obstante la guerra ítalo etiope y los vaticinios a cual más alarmantes de los que creen que Europa está al borde de una conflagración, la verdad es que los gobiernos de aquel Continente se hallan excepción hecha de Italia más preocupados por sus cuestiones internas que por sus asuntos internacionales.
Es cierto que Europa al decir del general Weygand, excomandante en jefe del ejército francés está más peligrosamente armada ahora que en ninguna época de la historia. Pero es aleccionador también que, ni la cuestión de Alsacia, ni la del Manchukuo, ni el asesinato de Dollfus, ni el regicidio de Alejandro, ni la guerra de Africa, hayan prendido la hoguera de ese formidable incendio bélico que se espera todos los días.
La intervención de la vieja potencia insular del norte, Inglaterra, en los asuntos de Europa y ahora en la guerra de Africa, ha levantado más de una vez clamorosas protestas en Francia, Alemania e Italia, habiéndose acusado airadamente a la Gran Bretaña de estar buscando una guerra en el Mediterráneo o en el Báltico.
Pero culquier observador de mediana penetración ve con claridad que Inglaterra interviene activamente en la Liga de las Naciones y en los diferentes problemas internacionales que tienen conexión con los intereses de las grandes potencias de Europa, no precisamente porque le interese la suerte de Europa, sino porque defiende sus propios intereses, diseminados sobre toda la tierra.
La India es un polvorín de rebeldía, en tanto que Egipto y el Cairo proclaman abiertamente la necesidad de promover un movimiento emancipador en todas las colonias, dominios y posesiones británicas. Qué haría Inglaterra sin sus colonias? Este interrogante es el que empuja al gobierno de Londres a intervenir en todos los entredichos internacionales que hacen temer una guerra, ya en el extremo oriente, ya en el oriente europeo, ya en el Africa, ya en el Asia.
Es pensando en todo esto que Albion ha firmado un pacto con el Tercer Reich.
Es buscando el statu territorial que Inglaterra ha convocado al infructuoso Congreso de Limitación de armamentos (Japón, Estados Unidos, Inglaterra y Francia. que trata de evitar por todos los medios la continuación de la guerra italo etiope; y que invertirá doscientos millones de libras esterlinas para fortalecer su armada y sus ejércitos.
La guerra ítalo etiope, en si, tampoco preocupa a Francia. Francia tiene las mayores extensiones coloniales en Africa, y la libertad de Abisinia poca importancia debe tener para el Quai Orsay. Pero a Francia le conviene mantener la paz en Africa, por un lado, y mantener buenas relaciones con Italia, por otro lado. Una guerra prolongada en Africa podría redundar en el levantamiento de las colonias francesas; y de producirse una guerra en la Europa central, no es improbable que Alemania dirija sus miradas vengadoras sobre la Ciudad Luz.
Además, la política interna de Francia se agita con gran vehemencia: fascis. Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.