40 LIBERACION LIBERACION 41 México significó en el nuevo mundo el centro más poderoso, creado por la propia cultura del hombre de América, el emporio de mayores riquezas y de posibilidades humanas que atrajo la ardiente aventura del conquistador. Los aztecas, los toltecas, los mayas, tipos fundamentalmente representativos de esta nacionalidad, fueron vencidos tan sólo por la superioridad de la técnica del guerrero blanco, por la pólvora y por los caballos, pero la victoria engendró, desgraciadamente, un equilibrio social inestable desde los comienzos No fué la obra de España una creación orgánica. Fué una creación mecánica de la sociedad. Los explotados siempre tuvieron la inquietud, la esperanza de la reivindicación de sus derechos originariamente conculcados; y tan es esto así, que en los capítulos de la lucha histórica nos subyuga todavía un momento de enorme interés social y político para esta nacionalidad: el momento trascendental en que Maximiliano de Hapsburgo, representativo del conquistador europeo que pretende arraigar en tierra americana, tiene que enfrentarse con Benito Juárez, el héroe indígena, representativo de los derechos milenarios de su raza, postergados por la fuerza de un poder extraño. El ilustre zapoteca vence al usurpador; y fué de tai tamaño esta hazaña de defensa de la soberanía, que hasta los hombres de más alta comprensión universal en aquella época Victor Hugo entre ellos apreciaron y alentaron la gran victoria de la justicia y del derecho de la raza indoamericana.
La tierra y las minas han sido sin duda el eje de la evolución histórica. ΑΙ principio los conquistadores desecharon aquellas tierras americanas que no tenian metales preciosos, y los núcleos de población blanca se concentraron en México y en el Perú. El oro del Cuzco y el oro y la plata del subsuelo mexicano, erigieron los flamantes virreynatos coloniales. Las demás regiones de América no fueron más que Capitanías y Provincias. Pasada la fiebre de la Conquista y agostadas en parte las minas, cuyo oro sirvió para sostener las guerras religiosas y las fastuosidades de las cortes, en Europa, durante la formación colonial la posesión de la tierra llegó a ser el motivo fundamental de la lucha económica en nuestros países.
Realizada la Independencia y otorgada la libertad a los esclavos, la clase tradicionalmente dominadora siguió ejerciendo la hegemonia por medio del latifundio.
Desde luego, ayudada de la técnica ha proseguido también la explotación de nuestras minas. Pero la importancia económica de la tierra dentro del problema social ha sido indiscutiblemente mayor desde la Independencia a nuestros dias. La mise ria de las clases trabajadoras campesinas ha girado alrededor de este factor economico; es decir, que el campesinado ha tenido que batallar sin descanso contra la fuerza opresora del latifundista nacional y tantas veces extranjero.
Ni el gran temple, ni el patriotismo de Juárez pudieron resolver ese problema central para la vida del pueblo mexicano Juárez se circunscribió a defender la soberanía, la inalienabilidad del territorio. Su mayor gloria descansa en la solemne dignidad con que supo representar el decoro y el ansia democrática de América frente a las fuerzas retrógradas de la Santa Alianza. De la Reforma hasta Porfirio Diaz el latifundismo se acrecentó en tal forma, que, pauperizando a las masas campesinas, las relegó a la miseria más inicua bajo el látigo del hacendado. en los estadios de la evolución histórica llegamos al año de 1910. El régimen instaurado por el General Porfirio Díaz había envejecido en el transcurso de 30 años.
Incontenibles manifestciones populares empezaban a brotar en distintas partes del territorio de la República. pesar del cariz científico y de la aparente prepotencia de la dictadura, el régimen estaba minado por su base. Como todas las dictaduras de América, la de don Porfirio se fincaba en su propia personalidad y si bien es verdad que le dió en cierto modo a México esplendor material y un aparente crédito internacional, también lo es que todo eso se sostenía con la explotación de los indigenas en el campo y de los obreros en las ciudades, por una casta privilegiada de políticos y de intelectuales de élite que se habían enriquecido y que vivian en la capital de la República una vida suntuosa, copia de la que se lleva en las grandes urbes europeas, mientras que en los campos los parias padecían un régimen semifeudal y el peso de todas las explotaciones.
Llegó la Revolución como un brote necesario en el proceso de México. No tuvo orientación ideológica precedente ni grandes guías intelectuales, pero a falta de esto tuvo profunda raigambre social; el dolor de las masas las impulsaba instintivamente hacia la rebelión contra el régimen caduco de don Porfirio. Aunque aparentemente en su iniciación, ese movimiento tuvo una bandera política, ahora, a la distancia, discriminado por la crítica encuéntrase la base social que lo propulsó.
Mas por haber carecido de una orientación ideológica cristalizada en un programa completo, la Revolución mexicana ha tenido que ir sufriendo cruentas etapas en su desenvolvimiento. Madero que fué un apóstol sucumbe en el cuartelazo de Huerta. Carranza toma después la bandera revolucionaria; y rodeado de hombres de mayor preparación ideológica le da al movimiento algún sentido social. Obregón que venía de las masas campesinas orienta el impulso revolucionario en beneficio de esta clase. Calles reparte hasta el de las tierras que, según el programa revolucionario, deben ser entregadas a los campesinos y se enfrenta con el problema de la nacionalización del subsuelo. Portes Gil continúa esta obra y trata de cristalizar en un Código las aspiraciones reivindicadoras del trabajo en la fábrica y en el taller. grandes rasgos son éstos los principales momentos culminatorios del proceso revolucionario de la patria mexicana. En estos instantes parece iniciarse el estadio fundamental y decisivo con la llegada al poder de un hombre que proviene legitimamente de las masas trabajadoras. De un soldado de la Revolución que fué antes campesino y obrero y que si tomó el fusil en su adolescencia fué para ir a defender los derechos de las clases humildes, movido por el dolor y el hambre que había visto entre los hijos del campo y del taller. De un hombre, en fin, que conoce los problemas de su país no porque los haya estudiado en la frialdad del gabinete ni en las aulas universitarias, sino porque se ha compenetrado de ellos en su desplazamiento como soldado, a través del territorio de la patria y en sus visitas a todas las regiones del país, cuando el entusiasmo incontenible del proletario nacional lo designo como Candidato a la Presidencia de la República.
Muy justo es pues nuestro optimismo acerca del porvenir inmediato de México.
Con el General Lázaro Cárdenas ha llegado al poder y a las gestiones públicas toda una pléyade de hombres nuevos extraídos de la palpitante lucha social. Las instituciones se han vigorizado con el respaldo que les prestan las clases proletarias y con la conciencia de responsabilidad que ha despertado ya en estas mismas clases.
Ya los obreros y los campesinos de México han dejado de ser fácil presa para rebeliones suscitadas por soldados ambiciosos o caudillos que buscan simplemente los beneficios del poder. no sólo en el aspecto politico y social ha evolucionado México sino también en las tendencias puramente constructivas. En esta época no se construyen ya palacios para minorias refinadas sino estadios para el mejoramiento fisico del ciudadano mexicano. Las carreteras y las grandes presas que van a vitalizar regiones antes inhospitas son también preocupación del Gobierno nacional, así como la creación de nuevas fuentes de riqueza y la construcción de ferrocarriles para llenar de arterias vivificadoras el vasto territorio de la patria. Todo esto sin perjuicio del embellecimiento e higienización de las ciudades, ni del mejoramiento de los servicios públicos, basados siempre en una tendencia a beneficiar a las mayorías, con objeto de fortalecer y cimentar una nacionalidad que sirva de modelo y de ejemplo a los demás pueblos indoamericanos.
Creemos necesario oponer a la propaganda de los conservadores y de los inconformes con los nuevos encauzamientos de la vida mexicana, las evidentes realidades de progreso y de cultura que aquí pueden apreciarse y que son una ligera síntesis de los nobles esfuerzos de México por crear una gran nacionalidad.
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