Anti-imperialismCapitalismCuban RevolutionUnited Front

86 LIBERACION LIBERACION 37 UNION DE LAS IZQUIERDAS CONTRA EL IMPERIALISMO No se trata, en efecto, de sumar en sentido aritmético. No es cuestión de número No se trata de unir oposicionistas.
Se trata de unir revolucionarios. Es decir, hombres que sientan y comprendan la revolucion. Hombres que sepan que la obra verdaderamente grandiosa y efectiva de la revolución comienza cuando suena el último disparo de la rebelión.
Hombres que, habiendo estudiado a fondo los complejos problemas cubanos, sepan que la fuente inagotable de nuestros males es la influencia criminal del capitalismo norteamericano y se dispongan a luchar firme, serena e inteligentemente contra él.
Esta es la cuestión fundamental de hoy y todos los revolucionarios estamos obligados a contribuir con nuestro máximo esfuerzo a resolverla.
Es necesario estructurar el Frente Univo Revolucionario. La más amplia y sólida de sus bases tiene que ser ineludiblemente el antimperialismo. Sobre esta base debe confeccionarse el programa de medidas a realizar por el nuevo gobierno de la revolución, así como el límite de su duración, al propio tiempo que cada uno de los elementos componentes de dicho frente único se comprometan con su vida a cumplirlo y hacerlo cumplir integramente. La unificación del mando del movimiento insurreccional, para lograr su máxima eficiencia, completaria el cuadro de las medidas fundamentales a tomar. Todo lo demás sería cuestión de detalles y de obstáculos fáciles de vencer.
FUERZAS PODRIDAS La nueva etapa de la revolución cubana exige la cohesión más intima de todas las fuerzas revolucionarias para una acción conjunta. Esta es la realidad más saliente del momento actual.
Mas. en qué forma, sobre qué fines debe realizarse tal unión o pacto? Esto es lo que vamos a tratar de analizar, aunque sea someramente, en estas líneas.
La célebre Junta Revolucionaria que constituyó la oposición para luchar contra la nefasta tiranía de Machado, nos brinda un ejemplo lleno de enseñanzas saludables para la revolución de hoy. Tal Junta estaba integrada por sectores o grupos disímiles para combatir contra un enemigo común: Machado. Los distintos sectores que la componían tenían distintos programas, distintos objetivos, distintos conceptos del problema histórico de Cuba. Los estudiantes, los profesores de la Universidad y el ABC comprendían que no era Machado personalmente el único responsable de la situación cubana, sino que ésta no era más que el resultado de un régimen político social corrompido hasta sus más profundas raíces y viciado desde su origen. En consecuencia con estas ideas, estos sectores, formados por los elements más jóvenes de la revolución entendían que la lucha no se debía concretar a derrocar a Machado exclusivamente, sino que era necesario penetrar un poco más hondo en la podredumbre gubernamental, cambiar totalmente los métodos de la política, depurar la administración de los dineros del pueblo y desarrollar una verdadera obra de reconstrucción material y moral, política y social de nuestro infortunado país. El ABC llegó a sintetizar estos anhelos en una frase: Hombres nuevos, ideas y procedimientos nuevos.
Los sectores llamados politicos y los politicastros que los representaban sólo aspiraban a la caída de Machado. De vez en cuando se cobijaban demagógicamente bajo programas revolucionarios que nunca tuvieron la intención de cumplir, pero su única y verdadera ambición era tener la oportunidad de repartirse el jamón gubernamental. repartirse los puestos y las secretarías, y continuar con la política de desmoralización que siempre hemos padecido. En una palabra: sólo querian apoderarse del cuchillo que a la sazón manejaba el Carnicero de las Villas. Los hechos posteriores confirman en toda su sangrienta plenitud la apreciación antecedente.
En estas condiciones tuvo lugar la caída del gobierno de Machado. como era de esperarse, la Junta Revolucionaria se desintegró. Sectores ligados para la lucha contra un enemigo común, pero separadas entre sí por abismos de pureza, de honradez y de ideales tuvieron forzosamente que tomar distintos rumbos.
Los elementos políticos se dedicaron inmediatamente a su bastarda labor profesional. Aquello no era extraño. Los estudiantes, manteniendo su línea de acción.
se niegan a cooperar con un gobierno viciado en su origen mismo. Los dirigentes del ABC, defraudando las esperanzas de Cuba. traicionando arteramente ideales revolucionarios, propician y participan de la Mediación, cooperan al gobierno de Céspedes, obedecen después a Sumner Welles y conspiran con los ex oficiales en el Hotel Nacional. Conspiran contra el único gobierno apartado de la tutela americana que ha exisstido en Cuba! Y, por último, pactando con los mismos viejos políticos que en su programa combatieran, y siguiendo las instrucciones de Mr. Caffery, sustituto de Welles, logran que Batista provoque la caída del gobierno de Grau. Tanto sacrificio de los dirigentes del ABC tuvo su consabido premio: las secretarias. Pero el perjuicio inmenso que ocasionaron a la revolución, cuando legue el momento histórico, también tendrá su castigo.
Pues bien: hoy como ayer, la brutal tiranía establecida en Cuba exige la conjunción de las fuerzas revolucionarias para lograr su máxima efectividad. Pero, sin embargo, el problema de hoy es medularmente distinto del de ayer, Entre abrazos, pactos, insultos y bravatas se va desenvolviendo la comedia política cubana hacia su acto final: las elecciones.
El público no sabe aún si llegará hasta el último acto, o porque no pueda resistir el hedor de tanta vileza revuelta, o porque el propio empresario, con vistas al fracaso seguro de la temporada. suspenda el espectáculo antes de llegar a su desenlace.
Pero el público ya sabe que, positivamente, nunca había visto, en treinta años de república, tanta inmundicia y tanta porquería juntas.
Las fuerzas oficiales de la política cubana están podridas. No sólo son artificiales, sino que están podridas.
En medio de Vasconcelos, Carlos Manuel de la Cruz y Miguel Mariano Gómez, rivalizando en bajezas ante Batista, el Gral Menocal, a pesar de La Chambelona, luce como un patriarca equivocado, como un astro errante, como un mirlo blanco, capaz de emprender el vuelo hacia Miami para exilarse de nuevo, en són de protesta, tan pronto como Batista se ponga de acuerdo, definitivamente, con cualquiera de las tres hijas de Elena que se disputan sus favores cínica y descaradamente.
Y, mientras en su corral los marranos de la política cubana, de charco en charco van hozando en busca de los detritus que les dejan los establos de Columbia, la revolución se aproxima y, como nuevo Heraclio, no dejará ni establos ni corrales, ni mulas ni marranos, ni porqueros ni caballericeros para que quede limpio de fuerzas podridas el campo de la política cubana. REVOLUCIONARIOS QUE?
Va siendo hora de dar un aviso. La revolución se acerca y es muy conveniente establecer con tiempo una linea divisoria: la que separa a los revolucionarios de los revolucionarios con apéndice; con el apéndice del escepticismo.
Todo el mundo conoce el truco: Estoy desengañado. Esto me da asco. Todo es igual. Nada vale la pena. con esa sólida argumentación y una fama terrible, estos queridos ex compañeros, unos, para matarse el spleen, se han ido hasta Europa de consules y ministros a disfrutar escéptica y desengañadamente de Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud; Costa Rica.