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10 LIBERACION LIBERACION 11 Horario contemporáneo Por LUIS NUILA Especial para Liberación BRASIL DE LOS DIAMANTES La rebelión socialista que en el Brasil ha encabezado el señor Prestes figura casi legendaria por su audacia puesta a prueba en ocasión algo reciente no es un pretexto más para referirse a la dictadura que ha organizado, con la concurrencia de los elementos feudales, el señor Getulio Vargas. No se trata de hacer el análisis, la crítica de un régimen que se ha impuesto por la violencia y que ha tenido que engendrar violencia para mantenerse en el poder y justificar muchas de sus actitudes. En el fondo hay algo más interesante, y es el hecho de que no hay en el Brasil una paz básica, que esté cimentada en las ansias de una mayoría humana que siente vibrar, en torno a si, las inquietudes de nuestro tiempo.
Cuando estalló en Natal la revolución encabezada por Prestes, el Gobierno de Vargas se apresuró a declarar ante el mundo que se trataba de una franca explosión de comunismo. Parece ser cierto que los comunistas, que en estos días han dado testimonios de plena actividad, tienen su parte de complicación en los acontecitos que ha precipitado el inquieto corifeo señor Prestes. Pero es evidente que no se trata de dar al proletariado brasileño el poder total, de organizar el régimen soviético en que obreros, campesinos y soldados habrían de asumir la dictadura. Lo que pasa es que las masas tienen problemas urgentisimos que en aquel pais habrán de buscar un cauce de salida, de reivindicación. Eso mismo tiene que suceder en el resto de la América Española en donde no se han hecho más que cambios de grupos armados, pero no de régimen, y que, por lo mismo, son contemporáneos históricamente del México conmovido en 1854. Hay que pensar entonces que esos países están llamados todavía a padecer, porque todavía tienen mucho que luchar para que su progreso material sea incuestionable y no se dejen er. gañar con el espejismo que aquí creó un gobierno personal de treinta años.
LIMITES VENEZUELA SIN GOMEZ Muerto el tirano más cruel y rapaz que ha dado América, no es necesario ser profeta para ver claro en el horizonte político y social de Venezuela. Las ambiciones de los que pueden sucederle, por haber sido hechuras de él, y las ideologías militantes que pugnan a esta hora por justísimas reivindicaciones y hasta por la ejemplarización punitiva, la limpia del ambiente podrido que el dictador deja al morir, provocarán en aquella tierra una reacción que al principio podrá ser cruenta en exceso, pero a la larga será un toque de somatén contagioso en aquellos países sudamericanos que necesitan mejorar de vida, transformarse de veras.
Juan Vicente Gómez deja, como Estrada Cabrera, una familia numerosa que persistirá en adueñarse de su herencia. Amo de Venezuela durante 27 años, dueño cabal de la tercera parte de aquella riqueza pública, ha muerto siendo el hombre más rico de la América Latina, más que Patiño el boliviano. Explotó a su país como un ranchero a su hacienda y fué el agente de la penetración imperialista que pudo poner en el tercer lugar mundial del petróleo a la tierra venezolana.
Sus panegiristas hacen notar que la dictadura hizo posible que Venezuela no tenga en estos momentos deuda pública y que disponga de carreteras magnificas.
Pero olvidan que el mayor número de emigrados que país alguno tiene y ha tenido en la historia, es Venezuela; y que sus cárceles, por lo seguras, por lo bien abarrotadas de víctimas, han superado todas las expectaciones de la historia politica en este hemisferio. Juristas, hombres de letras muchos de primer orden estuvieron incondicionales a su servicio; y hasta intentaron crear un mito: el de su paridad con Bolívar. Por eso se ufanan de la coincidencia de que Gómez nació en la fecha natalicia del Libertador y tuvo la predestinación de morirse en la fecha en que el Liertador, descamisado, murió en San Pedro Alejandrino.
Pero lo que más preocupaba a Gómez era su ganado humano, que le obedecía ciegamente desde la hacienda de Maracay, a donde los proceres de la política concurrían a admirar sus toros zebú y sus vacas maravillosas. Una tarde el señor Presidente penetró en un establo, con todo su séquito y se detuvo extasiado ante una vaca. No hay en todo el departamento ubres mayores. repetia no las hay. Toque usted, doctor! el señor Márquez Bustillos, caminando con grandes precauciones sobre el estiércol, se había acercado bastante, dócil al imperativo presidencial, pero no se atrevia a palpar. El animal volvía la cabeza. De súbito comenzó a satisfacer una necesidad. Impávido, don Juan Vicente insistía: Es la mejor vaca que tengo. No conozco otra más lechera. los circunstantes no sabían qué hacer para no ensuciarse el calzado. Por su gusto se hubiesen ido, pero el miedo de disgustar al general los retenia allí. Algunos exageraron su celo al extremo de ver en el acto realizado por la vaca una falta de respeto.
Esta anécdota, contada por Zamacois, puede ser el mejor epitafio de aquella dictadura que, con el cadáver de Gómez, ha entrado en putrefacción.
Se ha rumorado que el conflicto de límites entre Perú y Ecuador ha vuelto a tomar nueva curva. Notas de las cancillerías, rectificacicnes cablegráficas, nombramientos de comisiones, y, por aqui, nada ha pasado. Pero el mal está en la entraña y tiene más de un siglo de labor sorda y tenaz. Para los gobiernos que no tienen apoyo en la opinión por muy mitológica que sea ésta las cuestiones de fronteras son más que apasionantes: son pretextos para seguir exigiendo la contribución de sangre y de metálico y para mantener tensa la mala voluntad de un pueblo contra su vecino. lo admirable del caso es que al margen de esas cuestiones, ha surgido toda una muchedumbre de parásitos que, cuanto más tarden las labores de diplomacia, de ingeniería, de geografía, de investigación histórica, mucho mejor para ellos, porque no tienen de qué medrar. Hasta se habla de doctores en límites que no quieren que se nga punto inal a lo del Chaco, puesto que de ser así tendrán que conformarse con una comida menos suculenta. No basta la buena fe reiterada en los tratados, ni son tampoco suficientes los documentos firmados casi con la sangre de hermanos como se ha dicho alguna vez, porque a la hora de encontrar un motivo para que se movilicen soldados y se aumenten partidas extraordinarias de guerra, el motivo se halla con toda facilidad y el odio escribe una nueva página inicua en la historia de esta América, con problemas mucho más terribles por resolver que los que pueden surgir de un río o de un cerro en donde nada hay que pescar o cazar. Pero es que a veces hay petróleo, a veces hay un ferrocarril.
LADRONES Así como suena esa palabra, con una fuerza de látigo, así ha sonado en las espaldas de los concupiscentes que se han visto envueltos en el lío Strauss, en España.
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