CommunismLiberalismMarxismSocialismSocialist PartyVíctor Raúl Haya de la TorreWorking Class

52 LIBERACION LIBERACION 53 El Chaco no tiene caminos Por JOSE MARIN CANAS (De la emocionante novela en que palpita la realidad de nuestra América, EL INFIERNO VERDE. que escribió nuestro colaborador José Marin Cañas, y que ha editado la Espasa Calpe, toma LIBERACION las siguientes páginas del Capitulo tinta. Asistíamos entonces en América a sacudimientos sociales profundos. Haya de la Torre acababa de proclamar su doctrina Aprista y el entusiasmo de su credo se aumentó a su paso por este pais aureolado con la gloria del exilio. Al mismo tiempo una revuelta derrocaba el régimen socialista chileno obligando a numerosos de sus dirigentes a emigrar hacia playas extranjeras. Panamá recibió un fuerte contingente de intelectuales chilenos revolucionarios que se pusieron en contacto con la juventud en la cual ebullia ya la rebeldía, fomentada por un mayor conocimiento de las nuevas ideas.
Fué la influencia de estos emigrados chilenos a la que se sumó también la de otros, vecinos del Perú, la que determinó el movimiento de masas en Panamá, cuya primera manifestación la constituyó la formación del Sindicato General de Trabajadores convertido después en Liga de Inquilinos, de tendencias más o menos radicales. Como toda bandera nueva, este movimiento tuvo pronto acogida entusiasta entre la clase obrera y explotada y determinó la existencia de una conciencia de clase entre el proletariado, obligando su repliegue sobre organizaciones estructuradas de acuerdo con los principios de la revolución socialista.
Un movimiento de esta naturaleza no podia ser mirado con indiferencia por la clase dominante y se produjo en Octubre de 1925 el choque inevitable con las fuerzas del Gobierno. Corrió la sangre, pero ni la idea ni el movimiento fueron ahogados y el 12 de octubre de ese año fué inscrito con gloriosos caracteres rojos en el martirologio del proletariado nacional.
Desde ese año hay un período de rectificaciones en las ideas dominantes, que corresponde exactamente al movimiento de reacción que produce en otros países el comunismo, movimiento del cual resurge poderoso el socialismo marxista. Aquí mismo surgen diferencias y fraccionamientos; adviene aquí el socialismo que más inteligentemente dirigido, organiza sus grupos y logra en poco tiempo constituir un partido fuerte, casi tanto como los históricos partidos que antes se disputaban solos la hegemonía política en el país.
Es asi como sólo en pocos años, brevísimos, las nuevas ideas sociales han realizado un considerable avance en Panamá. Pero es especialmente notable el éxito alcanzado por el socialismo que en sólo unos seis años ha calado en tal forma en la conciencia proletaria y campesina, que se ha constituído en un partido que, en la próxima lucha eleccionaria, tiene asegurada la victoria en los repartos electorales en que se presente a los comicios.
Pero la obra más importante realizada por el socialismo en Panamá no es la organización del partido socialista marxista ni la de otros grupos radicales, con ser ya grande; su obra de mayor mérito está en la educación de las masas, en la que ha despertado no sólo la conciencia de clase, sino una clara noción de responsabilidad social y política, que sabe distinguir perfectamente el contenido y diferencia entre las doctrinas. Para comprender el alcance de esta labor, hay que saber que antes de ahora el pueblo panameño no sabía más que de liberalismo y de conservatismo; y de esto la única noción clara que tenía, era la del color rojo conque se distinguía el primero y el azul que es la bandera del segundo. Pero del contenido ideológico de sus doctrinas, ni de la razón por la cual seguía tras una u otra bandera, no podía dar explicación alguna porque no sabia nada.
El socialismo ha sido, pues, la liberación social y politica del proletariado y del campesinado panameños, Panamá, noviembre de 1935. El Chaco no tiene caminos. Asi dijo Nitsuga. No tiene caminos. Vamos siguiendo la huella inexistente y enfilando el punto que marca la brújula. Como la selva se ha embravecido, Zavala marcha en las madrugadas y en los atardeceres.
Al mediar el dia, el sol nos humilla como tumba los matorrales y nos pega a la tierra, haciendo el ambiente duro y caliente como los caldos de las pailas dulces.
Sólo Zavala sabe lo que ocurre arriba, pero no habla con nadie. Nos revienta caminando. De Nanawa a Falcón fuimos en camiones; pero de Falcón hacia arriba es preciso caminar. Algunos hombres han ido quedándose en los blocaos que ensortijan la Gran Selva. De Falcón salimos pocos. El teniente recibe órdenes de ir reforzando los blocaos y subir a Boquerón, donde la batalla se ha empeñado en la madrugada de hoy. Desde temprano supimos que la batalla había dado comien20. Nitsuga, que ventea siempre, mueve la cabeza como el hopear del perro. No dice nada. En las horas de ayer los del fortin vieron pasar un avión paraguayo.
Iba hacia Boquerón. No ha regresado. Quizá se lo tragó el horizonte. Caminar.
Esta es la obsesión. Ya no nos importa la selva, ni la coral, ni el nandudie. Solamente obsesiona el dar fuerza a las piernas para que la columna avance. Zavala no lo ha dicho; pero es preciso llegar a Boquerón, donde el duelo es decisivo. Caminar. Con el frío de las madrugadas, las piernas están entumecidas, pero pronto entran en calor. Al mediar la mañana ya no se puede avanzar. La sed se nos pega a las gargantas, el polvo se nos mete en las narices, el esfuerzo nos derrota los tendones. La marcha se va haciendo más lenta y la columna termina por andar sin avanzar.
Nos damos cuenta de ello. La selva es igual. No hay puntos comparativos. El matorral espinoso, el claro reseco. Otra vez el matorral. Son iguales. Pegados, bajos, enanos. Los ríos salobres que atravesábamos no han vuelto a aparecer.
Dentro del Chaco el calor tiene la impavidez del paisaje. Nace de un golpe, como un incendio, y mantiene su brasa hasta la noche. Los hombres van ocultándose bajo algunos pocos algarrobos que pigmentan la vereda abierta por los zapadores.
Dentro de la selva el aire es espeso y en él vibran mil partículas de polvo, que se alzan con los trotes de los soldados.
Falcón nos da órdenes con el heliógrafo. Zavala no ha querido decir nada: pero aprieta el paso y perdemos definitivamente la última visión del blocao. Cada hombre va encerrado en sí mismo. Ezcarru vuelve a hundirse en él y camina ahora de último, con Nitsuga, que le viene ayudando. Nos hemos tumbado en un claro.
Atardece y los músculos se reponen. Zavala me ha dicho que al mediar la noche emprenderemos otra vez la caminata.
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