BourgeoisieCapitalismLiberalism

56 LIBERACION LIBERACION 57 contratos meticulosamente ajustados a derecho, entre los sumisos mandatarios o pupilos del Sur y las grandes compañías explotadoras que desde el Norte lanzan el arpón.
Si después de tantos años de vasallaje todavía se han de aportar ejemplos para que abran, por fin, los ojos y vean con claridad quienes suelen darse por satisfechos con oír a los de arriba, muy creídos de cuanto afirman y proclaman los condecorados traficantes que forman nuestra espuma palaciega, social y diplomática, aquí están algunos casos concretos como pruebas fehacientes del taimado legalismo a que me referí: Enmienda Platt, de cuyo alcance simplemente político acaban de librarse los cubanos; Tratado Bunnau Varilla, al establecerse bien sabemos en qué forma la República de Panamá; Tratado de 1907 con la República Dominicana; Tratado de 1915 con Haití; Tratado canalero Bryan Chamorro, de Nicaragua; Tratados centroamericanos de paz y amistad; Convenios de Bucareli en México; Tratado de compra de las Islas Vírgenes; gestiones para establecer bases navales en las bahías de Arica y del Chimbote, así como en las Galápagos y en la isla de San Lorenzo; concesiones petroleras en Venezuela, en México, en Colombia, en el Perú, en la inmensidad del Chaco, bárbaramente ensangrentado por bolivianos y paraguayos, carne de cañón que corre hacia la muerte creyendo dar la vida por la patria; leoninas concesiones ferrocarrileras y de fuerza y luz eléctrica; contratos increíbles para la siembra y exportación de frutas tropicales; monopolio de las comunicaciones cablegráficas, monopolio del salitre, monopolio de la plata, del oro, del cobre, monopolio imperialista de nuestras más preciadas riquezas a lo largo y a lo ancho de todo el Continente.
tria mecánica norteamericana y europea; usásemos tractores y no el arado egipcio, camiones de carga y no carretas; marcharan al unísono esas relaciones imaginariamente avanzadas de producción y de transporte con la superestructura que tanto nos halaga, y no habría sido nuestro territorio campo propicio para la penetración imperialista Mas ya se dijo arriba que en lo económico vamos penosamente caminando con ritmo feudal en plena época de poderío burgués, mientras que en lo político las repúblicas latinoamericanas son democráticas y representativas, con legislaciones irreales, artificiosas, en tal forma libérrimas y avanzadas, que para sí las quisieran países de honda raigambre en la historia y en la evolución del pensamiento humano, Pero esto último debo repetirlo no es la realidad. Lo único verdadero, lo único que corresponde a los cimientos infraestructurales en América Latinaasi protesten los impugnadores del materialismo histórico es el arraigado fanatismo religioso, de una parte; y de la otra, en el pasado siglo, José Antonio Páez, Gabriel García Moreno, el doctor José Gaspar Rodriguez de Francia, Juan Manuel Rosas, José María Urbina, Mariano Melgarejo, Ignacio Veintemilla, Rafael Carrera, Justo Rufino Barrios, Antonio López de Santa Anna, Crespo, Núñez, Carrillo, toda una serie de tiranos de altura si es que tienen altura los tiranos o de sanguinarios chacales que asi alzaban y dejaban caer el fuete como metían la mano en los caudales públicos. en la época contemporánea, no habiendo mejorado las relaciones de produc ción; siendo por consiguiente igua el retraso, la ignorancia, los prejuicios religiosos, todo lo que trae aparejada la explotación inmisericorde de las masas, tenemos también o hemos tenido como palpable realidad política, no el pregonado liberalismo de las leyes, sino a Juan Vicente Gómez que a estas alturas del siglo veinte es el amo y señor de vidas y haciendas en Venezuela; al teniente coronel Luis Sánchez Cerro, cuya orgía de sangre dejó el saldo trágico de 16 mil asesinados en la tierra de los incas; a Jorge Ubico, de Guatemala, quien en presencia de centenares de reos políticos fusila a los hombres por la espalda después de hacerlos torturar, y que en un medio de masas indígenas como el suyo, de tan bajo nivel de vida, succiona miles de dólares mensuales a la miseria guatemalteca; a Gerardo Machado que con lujo de crueldad y de barbarie sació el hambre de los tiburones con carne de patriotas. antes de ellos o después de ellos, Cipriano Castro, José Santos Zelaya, Porfirio Díaz, Manuel Estrada Cabrera, Victoriano Huerta, Augusto Leguía, Tomás Regalado, Hernando Siles, Adolfo Díaz, Emiliano Chamorro, Luis Borno, José María Moncada, Rafael Trujillo, Juan Bautista Sacasa, Belisario Porras, José Maria Orellana, Terra, Carías, Benavides, Olaya Herrera, déspotas a lo grande, tiranuelos, tiranoides o pequeños lacayos del imperialismo que traicionan y entregan maniatados a sus pueblos.
Postura tan marcada de servidumbre no habría sido posible de la independencia a la fecha, 1810 y años subsiguientes, si a la sazón hubiésemos efectivamente conquistado la independencia en el profundo significado revolucionario, social y económico en que esta palabra debe tomarse. Quiero decir, si los movimientos que entonces se iniciaron no solamente hubieran tenido por finalidad acabar con la colonia en lo político, sino también, y sobre todo, con los arcáicos e injustos métodos coloniales de producción y explotación, que no sufrieron cambio de importancia al arrebatar los insurgentes victoriosos el poder a la metrópoli, como tampoco lo sufrieron posteriormente, en más de un siglo de repetidas conmociones armadas de México a la Patagonia.
El poder pasó de unas manos blancas a otras manos blancas, mestizas o mulatas, pero el terrateniente siguió como dueño absoluto del latifundio. siguió como siervo del amo criollo o de los nuevos ricos, y como esclavo de la tierra y como esclavo de la mina, sin esperanzas de mejorar su suerte en este mundo sino en la gloria eterna, sin noción de patria ni noción de autonomía, el enorme conglomerado de los trabajadores indígenas, vencidos y expropiados primero por el conquistador y después por la casta dominante, aristocratizada o semibárbara, con el poderoso auxilio espiritual del clero.
Este es el panorama de América, de nuestra América, digan lo que quieran intelectuales románticos, políticos y demagogos, quienes sólo paran mientes en lo excepcional, en lo ficticio, en las actas de independencia firmadas por los proceres, en los himnos nacionales, en los decretos aboliendo la esclavitud, en lo que dicen los códigos, en organismos jurídicos que no corresponden a la infraestructura latinoamericana.
Hubieran ido de acuerdo nuestras relaciones de producción no obstante ser extractiva, no obstante ser agrícola dicha producción con los sistemas aceleradamente evolucionados del gran capitalismo, de la moderna agricultura, de la indusLo mismo que con lo político acaece tocante a la cultura. Me tomaré vimiento de decir que a nuestro ciclo medioeval corresponde la etapa literaria del romance, de los cantares de gesta, de los juglares inspirados y errabundos, del mester de clerecía. De allí que el pueblo se conmueva con la exterior suntuosidad del ceremonial religioso autos sacramentales ni más ni menos, con los trovadores que cantan sus coplas al són de la guitarra, con la música vernácula que en Sus notas reproduce la tristeza del vencido. De allí también que el nuevo arte revolucionario en sus distintas manifestaciones. teatro, novela, pintura, música, escultura para cumplir fructuosamente su misión, para llegar a la multitud impreparada, tenga que emplear moldes diferentes de los clásicos, menos refinados, más simples, más afines con la conciencia popular, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.